martes, 31 de julio de 2007

Recuerdo de Bergman



Sería imprudente y culposo decir que existen obras trangresoras. El arte es una acción trasngresora per se. Prueba fehaciente de ello fue el sello del séptimo arte de Ingmar Berman, influenciable director sueco fallecido ayer a los 89 años de edad en la isla Farö, en el mar Báltico, lugar donde estableció su residencia en sus últimos años. Según Bergman: "el cine y el teatro son trabajos muy eróticos; hacer películas es un instinto, una necesidad, como comer, beber o amar". Un sello del Séptimo Arte. Requiem.

lunes, 30 de julio de 2007

Culmina la primera temporada de La importancia de llamarse Ernesto.

En el Museo de la Ciudad culminó el jueves 26 de julio la primera temporada de La importancia de llamarse Ernesto de Oscar Wilde, adaptación efectiva y particular de la compañía teatral “Sabandijas del Palacio”, grupo de artistas escénicos convocados por su directora Mariana Hartasánchez, que evocó desde carcajadas, moralejas inminentes, hasta consignas éticas al público asistente.

Desde el mes de abril, La importancia de llamarse Ernesto dirigida a un público heterogéneo, tanto cercanos a la dramaturgia clásica como a los delectantes del teatro joven emergente, se desarrolló en uno de los espacios del Museo en la planta baja, bajo un sutil montaje y una interesante disposición paralela y dual de la cuarta pared.

El grupo de teatro “Sabandijas del Palacio” presentó en la parte actoral a Leonardo Cabrera (Algernon Moncrieff), Miguel Loyola (Lane y Merriman, ambos mayordomos), Bernardo Lira (Juan Worthing), Dulce Mariel Gutiérrez (Gundelinda Fairfax), Carlota Dessire (Cecilia Cardew), el experimentado René Barragán (Reverendo Casulla) y la misma Mariana Hartasánchez (Lady Bracknell) quien también desarrolló el trabajo de dirección.

Una obra con un título poderoso y referencia histórica inmediata del teatro clásico romántico podría suponer una garantía gratuita de éxito. La obra más exitosa de Oscar Wilde, sin embargo, exige trasladar la visión ética y social de los personajes y su discurso al contexto del espectador contemporáneo. Un enredo amoroso plagado de anacronismos y de confusión por la identidad de los personajes masculinos deviene en una comedia perfecta. El reto es tomado por Hartasánchez, presentando una producción modesta en recursos pero rica en diseños, simbolismos, un vestuario puntual y un juego lúdico-estético atractivo.

Es de resaltar el trabajo multinstrumental del maestro Fernando Montes de Oca, encargado de la improvisación musical y de las piezas a manera de score. Tanro ejecuta la guitarra, como flauta, violín, canto, y uno que otro cameo diminuto. La propia Hartasánchez se muestra como una contralto dulce que congenia con el agudo personaje de Lady Bracknell.

Las restricciones del lenguaje delatan una problemática de traducción: el elemento cómico de la obra radica semánticamente y fonéticamente en la palabra Earnest, que quiere decir serio, formal, y Ernest, el nombre de Ernesto. No obstante, la frivolidad y la emotividad que le imprimen los actores a los personajes masculinos, Moncrieff y Worthing, encarnan una doble personalidad lúdica y con intereses amorosos efervescentes.

En el montaje se juega con la simetría del escenario. La imaginación explota cuando los actores trasgreden la cuarta pared e incursionan en la dinámica de la obra: personajes que se asoman al público y delatan verdadera personalidad ante el espectador testigo, confidente y delator. Un marco rectangular dorado pende de las bambalinas y hace las veces de espejo y de ventana. Dos sillas de herrería moderna contrastan en color sobre el fondo blanco de tela y en estética con el discurso, la temporalidad y el vestuario de los personajes.

Un interesante duelo actoral se lleva a cabo hacia el último acto cuando Gundelinda y Cecilia desentrañan el fraude nominal de sus dos pretendientes. Enfundadas en sus personajes, Dulce Mariel Gutiérrez y Alejandra Chacón, respectivamente, tejen un discurso morfológico y cómico rico en expresividad. Raya intencionalmente en lo frívolo, lo que incrementa al trabajo escénico una exigencia mayor de doble filo. Pero el discurso del texto se mantiene intacto mientras los personajes se destrozan.

Aunado a la originalidad y dinámica de los diálogos de origen wildeano, Hartasánchez realizó un gran número de adecuaciones de temporalidad y contexto lingüístico que surtieron efecto. Incluso hay referencias inmediatas a la misma Universidad Autónoma de Querétaro, lo que provoca una plena identificación con el público y los actores.

Incursiones coreográficas de jazz hacia el final de la obra permiten que Hartasánchez cierre a manera de musical, ya no como una parodia a Broadway, sino como una experimentación escénica más cercana a la interdisciplina artística. En realidad, se nota que los actores y la misma Hartasánchez, con nombres de frecuente aparición en dramaturgias intensas y ácidas, tomaron un respiro y decidieron divertirse consigo mismos y con el público.

Algunas dificultades de isóptica, principalmente para la parte alta de los espectadores, quienes tenían que levantarse para mirar a los actores en el piso y cerca de las gradas, y al momento de la admisión, más por la cantidad de gente que quería ver la obra que por problemas de acondicionamiento, la adaptación de La importancia de llamarse Ernesto a cargo del grupo de teatro “Las Sabandijas de Palacio” merece una temporada más para gusto del público que quiera refrescarse con teatro divertido, inteligente e ingenioso.

Ya se anuncia una segunda temporada para el mes de agosto. Se prevé también el estreno de una nueva obra para el día 8 del mismo mes. El grupo de Hartasánchez, por lo pronto, ya ha logrado definir un discurso actoral y dramatúrgico propio, lleno de intensidad y apegado a la exploración de la creatividad escénica contemporánea.

domingo, 29 de julio de 2007

Fragmentos del Contrataller.

1. Escribir es un proceso de enceguecimiento del autor, quien es guiado por los ojos de sus creaciones.
2. Los sueños son los ensayos de la muerte; escribir es un ensayo que desafía a la muerte.
3. No importa lo que cuentes, sino la forma en que lo cuentes.
4. Tu público comienza a reconocerse en el contacto con tus obras. Tu obligación es conmoverlo.
5. La academía y el entretenimiento están moribundos.
6. La rigidez de los márgenes impide las buenas influencias, de allí que los talleres de literatura sean obsoletos.
7. Un buen escritor es el que hace lo que le dicen; el mal escritor es el que impone su decir.
8. La poesía no solamente está en el lenguaje sino en la situación.
9. Never tell, never complain. Mientras te quejas podrías estar escribiendo o leyendo algo.
10. Hagas lo que hagas que sea inteligente, creativo y sencillo.

Centro Histérico en potencia (tercera y última)

En contraparte, Agustín Escobar declara que “el reglamento del INAH establece que la persona en quien recaerá el poder jurídico para firmar licencias, criterios y dictámenes para la modificación o restauración de monumentos o edificios, es el Delegado o Director de ésta instancia en su ramo federal o estatal. Sin embargo eso ha sido letra muerta en la administración del antropólogo Diego Prieto Hernández al frente del INAH Querétaro. Más bien ha sido comparsa de los intereses de los poderosos y los gobiernos estatal y municipal que le han dado prioridad al turismo sin importarles pasar por encima de los reglamentos de la UNESCO, uno de ellos, el referente a que las llamadas ciudades Patrimonio de la Humanidad deben conservar culturalmente los usos y costumbres del lugar”.

De manera contrastante con lo afirmado por el director del INAH, en la construcción del Gran Hotel, propiedad de la influyente familia Torreslanda, que cuenta con la autorización 0703/05 y 190, del municipio y el INAH respectivamente, citada por Ruiz Posada, Portal Bueno, de Plaza de la Constitución, “se perdió porque Diego Prieto no hizo nada y el presidente municipal en turno tampoco, los particulares del gran hotel lo quitaron, era de los pocos portales que quedan en esta área, ahora está en manos de Harrys bar y del Gran Hotel”, asegura el urbanista.

Como este, otros inmuebles situados en el perímetro A (el principal de tres perímetros que acotan el área de protección de la Zona) corren el mismo riesgo, como el caso del inmueble marcado con el número 13 en la avenida Benito Juárez se planea la construcción de un restaurant de la cadena Sanborns.

Diego Prieto reconoce que cuando la mancha urbana cede ante el sector comercial, el Centro Histórico “empieza a vivir situaciones de descomposición social donde eventualmente puede incrementar la delincuencia”, pero esto no implica –según Prieto- que la capital del estado tenga que prescindir de los usos comerciales que ahí se ofertan, “en primer lugar, porque los mismos habitantes del Centro necesitan hacer adquisiciones y compras, por lo tanto necesitan un determinado número de servicios; en segundo lugar, porque esos mismos habitantes requieren de esos servicios; y en tercer lugar, hay otros usos que un Centro Histórico debe tener, entre ellos el uso simbólico urbano, social y cultural”.

- ¿El INAH ha tenido que ceder ante las presiones que usted se refiere?

- No hablaríamos de ceder porque el INAH no está en plan de ceder. El INAH está en el plan de hacer valer la legislación en lo que nos corresponde.

Sobre el futuro del Centro Histórico, Ruiz Posada aventura una realidad: “Todos están montados en el negocio mientras la zona monumental está desprotegida. Hay un famoso Instituto Municipal de Planeación (IMPLAN) que supuestamente está haciendo proyectos de planeación, pero yo veo tiempos muy difíciles para la zona monumental, o sea, si se tiene un funcionario como Diego Prieto, si Jaime Font, director de Sitios y Monumentos Históricos de la Secretaría de Desarrollo Sustentable, nada más está en la parafernalia de la restauración y los dineros, si el presidente municipal de Querétaro, Manuel González Valle, de esto no entiende y pone a un patán e ignorante, venido de chilangolandia (sic), que se llama Vicente Suárez de Miguel (director del IMPLAN Querétaro) , que no entiende que el maquillaje, como los macetones de plástico de colocaron en las principales plazas del perímetro A, no sirve para la zona monumental, lo que se necesitan son obras consistentes, repito, el drenaje y otras atribuciones que se tendrán que hacer con las vialidades. Yo creo que el deterioró seguirá creciendo como hasta ahora”, concluyó.

En la fotografía la esquina de Juárez y Pino Suárez. El Oxxo que se observa fue construido en tiempo record: ¡un mes! Enfrente, cruzando Plaza de la Constitución, se encuentra otro Oxxo, por si este no fuera suficiente.

Diablo Guardián, de Xavier Velasco.

Se ha escrito mucho en torno al Diablo Guardián de Xavier Velasco, y sin embargo siempre queda más por decir. Acreedor al premio Alfaguara 2003, Velasco narra y se explaya a través de sus personajes: Violetta, Pig, Nefastófeles, Saks (quien tambián funge como personaje diegético). No niega que su narración haya estado permeada desde el principio de un tufo autobiográfico evocador y vanguardista. De hecho pertenece a una tradición literaria formal y mexicana, con altos vuelos.
La novela en sí sabe aprovecharse del lector, las sorpresas quizás son predecibles y coquetean con una inminente parabola cinematográfica gringa, pero se consagra en el momento en que Velasco le pierde el respeto a los personajes y los deja decidir el eje dramático. Se nota en el recorrido de la lectura que el personaje decide por el escritor, cobra vida y abre la polémica: ¿es ineluctable que la obra trascienda al autor? o por el contrario ¿son instituciones inseparables y concebidas una de la otra? Un amigo sociólogo me comentaba que Xavier Velasco no es una persona que le de gusto conocer, "me cae muy mal porque es un tipo chocante, arrogante y de la clase intelectualoide mexicana que se creen con atribuciones deidificantes". Sin embargo no conoce la obra de Velasco. Considero que la obra está separada del creador, tiene vida propia y no podemos definir a la obra a partir de su autor. Diablo Guardián tiene mucho de eso, es inegable la petulancia -que me da igual- de Velasco cuando tiene oportunidad de compartir espacios televisivos con Nicolás Alvarado, et. alt. La obra entonces cobra dimensión y se desprende del autor, cobra vida propia y se hace patente en la realidad paralela del universo creativo. La muerte del autor y la inmortalidad de la obra, Violetta desecha con sus mismos recursos a su autor. Es interesante imaginar en qué categoría colocaría Violetta al mismo Xavier Velasco.
Está de más recomendar la obra. Narrativa con efervecencia violenta, predecible por momentos y con chistes algo anacrónicos pero efectivos -la historia se desarrolla en la década de los noventa, interesante disposición narrativa, hilo dramático eficiente que respeta la integridad del juicio del lector, un final rosa que contrasta con la acidez de su protagonista, pero que favorablemente contrasta sin perder verosimilitud. Leerla implica poner indefinidamente un cd de Iggy Pop y esperar encontrarse con casualidades generacionales propias ¿aja?

Centro Histérico en potencia (segunda parte)

En contraste con el Centro Histórico de hace diez años, el actual ya no es destino definitivo, sino más bien ruta de paso, según afirma Ruiz Posada: “En primera la zona está vapuleada por un fenómeno que se llama tránsito de lanzadera: personas que tienen que cruzar la zona monumental sin tener un origen ni destino en el viaje; en segunda, la zona está asfixiada por los vehículos, muchos burócratas y trabajadores acuden a esta área y dejan su máquina ahí, por ocho o diez horas; por último, en el perímetro A de la zona de monumentos no debería haber estacionamientos, pero tenemos el caso del estacionamiento de Plaza de la Constitución, que el entonces presidente municipal, Armando Rivera Castillejos, concesionó a un particular en vez de haberlo conservado para el municipio”.

Tanto Ruiz Posada como Escobar Ledesma coinciden en que el principal culpable, además de las erradas políticas del Gobierno Municipal, es el director del Centro INAH Querétaro, el antropólogo Diego Prieto.

Cuestionado en torno a la responsabilidad que comparte con el gobierno municipal de Querétaro, Diego Prieto asegura que tanto el INAH como el municipio “tienen un papel muy particular para la aplicación de la convención internacional” encargada de la protección del patrimonio mundial. Reconoce que se han recibido recomendaciones respecto a la protección del patrimonio de la humanidad, por ejemplo, la incorporación del cableado, así como la prestación de servicios en la vía pública.

Para contribuir al crecimiento y a la modernización del Centro Histórico. Diego Prieto asevera que es necesaria “una articulación institucional para prever las ventajas y los riesgos que enfrenta el Centro Histórico, que pueden afectar los bienes del patrimonio”. Asegura que “el corazón de la ciudad crece a ritmos muy acelerado, por lo tanto recibe una serie de presiones de carácter económico, social, urbanístico, inmobiliario, turístico y también de orden simbólico” las cuales son confrontadas por el mismo INAH.

A propósito de las concesiones que otorga el INAH para uso de suelo comercial en la Zona de Monumentos del Centro Histórico, Ruiz Posada señala “A partir de 1995 en que Diego Prieto Hernández llega a la dirección del Centro Regional INAH Querétaro, la ciudad padece otro problema puesto que Diego autoriza todo. La destrucción de la ciudad nadie la para. Lo más reciente es la demolición de la casona que durante décadas albergó a una vecindad, en Pino Suárez 11 del Centro Histórico en la que, bajo la justificación de “Regularización y ampliación” se está construyendo un hotel, dejando únicamente la fachada. La obra está avalada con las licencias 0703/05 y 190, del municipio y el INAH respectivamente. El predio no cuenta con el cambio de uso de suelo y los vecinos, quienes no fueron tomados en cuenta por ninguna autoridad, temen que el nuevo hotel les genere más problemas de los que ya existen porque el Ayuntamiento no hace estacionamientos públicos y las calles del centro se han vuelto intransitables. El cambio de uso de suelo está a la disposición del mejor postor”.

Cuestionado a partir de las observaciones de Ruiz Posada, Diego Prieto niega cualquier tipo de ingerencia en la entrega de licencias que cita el urbanista “no se de qué concesiones se refiere, el INAH no tiene absolutamente ninguna atribución para la entrega de licencias de uso comercial. Otorga licencias de autorizaciones para la realización de obras de restauración, de adecuación, de conservación de los inmuebles, siempre tomando en cuenta las recomendaciones de las instituciones competentes”.

En la fotografía Diego Prieto, director del INAH en Querétaro.

sábado, 28 de julio de 2007

Los compañeros de viaje.


Para Gustavo Ott, Lucho y la gente que va conmigo.

O lo que en palabras de un célebre dramaturgo venezolano sería el poder de la influencia. Nos proporcionó a su tiempo una palabra casi imposible de pronunciar para los que no hablamos alemán: wahlverwandshaft, que lejos de su etimología estricta remite directamente a los compañeros de viaje. Todo proceso creativo -decía Francisco Núñez- implica necesariamente una parte eminentemente emanada de la influencia. Cada fragmento de nuestra creación estará condenado a llevar un atisbo de esa influencia que con o sin intención hemos elegido para que nos acompañe en el sendero de la creatividad y la imaginación. Palabras, escalas, barridos, saltos, estructuras... sin importar la disciplina, todo al final de cuentas se permeará de esa influencia, una manera humilde e inteligente de concebir a un maestro. La influencia no implica copiar, sin embargo. Es un compromiso ético del creador consigo mismo y con su obra que le apuesta a la dramática propia, sea en la disciplina que sea. La influencia implica conocimiento propio, atrevimiento por conocer la vida de otros con los otros, la investigación para la obtención de información que generen recursos y la vuelta a los grandes maestros, que ya implica de por sí un reto restrospectivo moral y ético, ya no simplemente por una llana necesidad creativa, sino por el carácter intríseco que tiene la historia sobre la obra del creador.
La palabra originalidad generalmente suele utilizarse en los contextos de unicidad y vanguardia; al contrario, la originalidad es la necesidad imperiosa de regresar al origen (se obvia desde la raiz) y despachar nuestras virtudes a la confrontación de la historia, lejos del canon cataloguista. Por lo tanto, la influencia de un inminente encuentro con la historia no impide la originalida, te lleva a ella. Los maestros -decía Ott- están peleándose por ti cada vez que entras a la librería, por ejemplo: ¡Hey, acá estoy, llévame contigo! ¡Hey, tengo algo que contarte!
Aquella mañana del 20 de julio Gustva Ott fue tajante: ¡Vayan y encuentren maestros! ellos serán sus compañeros de viaje. A mí no me gusta viajar ligero por "la vida" (alguien sabrá entender esas comillas), cargo con mis compañeros de viaje a todas partes. Desde aquel 20 de julio ya necesitamos, mis maestros y yo, andar de la mano.
Fotografía: Piet Corr "Allan Moore con máscara 2001"

viernes, 20 de julio de 2007

Los Caprichos de la Carne se revelan

“Los Caprichos de la Carne”, obra teatral escrita y dirigida por Martín Zapata, “se gestó a partir de un trabajo conjunto entre el dramaturgo y actores los actores, quienes a manera de colectivo, desarrollan el resultado que se produce en escena”. Dicha obra forma parte de la Quinta Muestra Nacional de la Joven Dramaturgia 2007, evento auspiciado por el Instituto Queretano de la Cultura y las Artes.
Desde los linderos de la creación, Zapata reconoce la ruta creativa que persigue “Los Caprichos de la Carne”: “escribo desde un inicio para la puesta en escena, para explícitamente dirigir la obra”, permeando el montaje con un gran conocimiento de la obra por parte de Zapata, recurso utilizado por lo menos por tres dramaturgos más.
“Los Caprichos de la Carne”, obra dimensionada en tres actos, consigue el acercamiento saturado a polaridades emocionales, aparentemente contradictorias e irreconciliables: lujuria y odio, pasión y rencor, celos y deseo… el dramaturgo, consecuentemente, insinúa una obsesiva fijación por el amor triangular, sin embargo, reconoce que “su gestación se dio de manera casual, a partir de la trama”, por lo tanto no se presenta la temática del amor triangular premeditadamente.
“¿Y cómo fue la primera vez?”, frase detonante de un proceso catártico que pasa de boca en boca de cada uno de los personajes, donde el trabajo de dirección del mismo Martín Zapata desde el escenario la define como “una obra que tiene como sentido rector la catarsis”, a partir de la correlación ácida y autodestructiva que desborda la actuación.
La última entrega del también autor de El insólito caso del Señor Morton, planeta una especulación tridimensional: la estética, la patología y la imaginación, que a la vez permea el amor melancólico y vulgar en el drama: “no fue una cuestión conciente, creo que desde que comienzo a escribir y la obra se dirige hacia ese destino, no me propuse hacer una relación entre la estética y la pornografía, más bien la obra se dio así”.
Tres actores con escenas avivadas, impregnadas con un instinto vanguardista latente desde la cuarta pared, desbocan desnudos agresivos y violencia carnal, todo como consecuencia oportuna que se permitió el dramaturgo guerrerense: “no dejé censurarme a mí mismo, la obra siguió un rumbo y degeneró en esto”.
Sin ánimos de pretender una reflexión intermitente en torno a la elegante provocación que espeta “Los Capricho de la Carne”, la tónica escénica la marca el trabajo de resonancia creativa entre actores y directores. Según Zapata: “los actores son alumnos míos desde hace muchos años, después nos hemos hecho amigos antes de trabajar la obra, pero esta siempre fue creada en resonancia y constante comunicación con ellos”.
Posterior a la presentación del montaje y en plena postura autocrítica, Martín Zapata reconoce que “falta fortalecer elementos como el texto, sin embargo no concibo el montaje como la etapa final, sino más bien como el principio de una segunda etapa de maduración”.
Apostando a una sensibilidad actoral lacónica, pero desinhibida y febril por parte de los actores Manuel Domínguez, Zazyl Anguiano, Horacio Trujillo y Paula Comadurán, nuestro entrevistado declara: “lo que nos propusimos fue detonar profundidad emocional con el menor recurso externo, eso generará emociones más profundas y expresión interior de los actores”.
Al respecto, el actor Manuel Domínguez, interprete de Ernesto, manifiesta su satisfacción por “la recepción amplia por parte del público, siendo esto un acierto de la obra que coquetea con la pornografía pero no colisiona con lo efímero de esta”.
Asimismo, hablando desde la vertiente escénica, Domínguez destaca el perfil de los personajes: “la psicología, sus arraigados problemas personales, el sexo ascéptico para calmar distintas inquietudes”. Por lo tanto –arguye Domínguez- la obra de Zapata es demandante para el actor, exige “poner mucha atención por lo peligrosa que es, el texto tiene una estridencia tremenda, por lo tanto actoralmente requiere de un carácter preciso para no manchar más el texto”, concluyó.
* Fotografía: Antonio Gesmundo, "Elena no. 1"

miércoles, 18 de julio de 2007

Fernando de Ita, desde la mesa de análisis.

Sedente y desde su denotado sentido analítico de la expresión teatral contemporánea, Fernando de Ita, crítico, director y dramaturgo mexicano, se hace presente en la Quinta Muestra Nacional de la Joven Dramaturgia 2007, evento auspiciado por el Instituto Queretano de la Cultura y las Artes, desde la Mesa de Análisis donde predomina la intención retrospectiva de “hacer un balance de estos cinco años de Muestra a través de las obras y dramaturgos que están presentándose”.

Destaca el raudal de autores que han circulado por la Muestra, desde su fundación hasta su quinta edición, y la inminente configuración de un movimiento teatral generativo de la misma: “aquí se han presentado veintinueve dramaturgos en un lustro, aunque este periodo de tiempo es muy escueto para determinar un movimiento, creo que sí podemos intentar un mínimo balance sobre las aportaciones, carencias y propuestas de la tipificada joven dramaturgia”.

Periodista, escritor y colaborador en publicaciones especializadas en dramaturgia, De Ita abstrae el carácter generalizado que distingue a la generación de dramaturgos que se presentan en la Muestra: “los jóvenes dramaturgos se sienten de generación espontánea pero no lo son, porque aunque nieguen tener cualquier lazo con una tradición en la dramaturgia, pertenecen a ella”.

Ante el impulso creativo teatral y dramático que impone la Muestra Nacional de Joven Dramaturgia, el autor de La Soledad destaca indicios que distinguen al conjunto de obras y autores pertenecientes a dicho movimiento, no sin antes recordar que “hay cerca de cincuenta nuevos dramaturgos escribiendo, de menos de treinta y cinco años, según la edad que los usos y costumbres determinan la cualidad de joven”. Entre esos indicios distingue: “viven de las becas y de los premios, han ganado todos los que existen, tienen bequitis aguda”. Y acota: “es benéfico constatar que el Estado apoya efectivamente, pero se trata de ver hasta qué punto esta costumbre los está deformando”.

Lejos de una creencia incondicional decimonónica que aluda “al artista puro, capaz de morirse de hambre con tal de hacer su obra”, Fernando de Ita aventura una paradoja: “habría que preguntarse si por el hecho de ser becario permanente ves minada tu libertad de acción y de crítica. Me temo que muchas cosas que no se dicen ni se hacen por parte de los dramaturgos jóvenes es precisamente porque todos están un poco comprometidos con el estímulo”.

Una visión ulterior, según De Ita, nos permite dilucidar el rumbo del teatro generado por la Muestra. Sugiere: “este movimiento dramatúrgico se dirige hacia un cambio temático y formal. Para algunos críticos, de los cuales yo me excluyo, la experimentación es más formal que de fondo”. Al respecto ejemplifica la existencia de un conflicto: “a partir de Edgar Chías, que construye narraturgia, o sea, un teatro narrado, en donde ya no hay acotaciones, que no acaba de ser ni narración ni teatro, se vislumbra un terreno peligroso”. No obstante destaca que la dramaturgia joven está avanzando, “se está asomando el teatro del siglo veintiuno, todavía de manera nebulosa, pero con una intención de cambiar las formas y los contenidos, y sobre todo que los autores desarrollen un sentido dramático y confianza en sí mismos”.

Paralelamente, Fernando De Ita atisba debilidades presentes en la generalidad de la joven dramaturgia. Debilidades que van desde “una falta de lectura tenaz en cuanto al teatro”, a causa de –según el crítico- una inspiración más cercana a la composición virtual, como el cine o la Internet, que a la tradición literaria, “lo cual sigue siendo una pena, porque a mi juicio la lectura sigue siendo la espina dorsal de la formación intelectual del ser”.

Entre otras inconsistencias señala: “no hay un estilo definido, el rompimiento de géneros no ha cristalizado en uno nuevo, todo es pastiche, son sobreposiciones de estilos y géneros. Pero están buscando, y en ese proceso se permiten esas debilidades”.

Reflexionando no solamente sobre el estado del arte de la dramaturgia, sino también sobre el análisis, el estudio formal y la crítica, el autor de La enfermedad del amor confirma que “, es uno de los puntos flacos de nuestro teatro”. Aun con todas las deficiencias que tiene, como la falta de profesionalismo predominante el casi toda la República, existe talento, movimiento de grupos, propuestas, “pero en el análisis estamos en pañales”, sentenció nuestro entrevistado. Y abundó: “la prensa nacional, local y regional es muy pobre en ideas, espacios y propuestas que alimenten el análisis y la crítica, aunado a la falta de estímulos profesionales decentes y la ausencia de una especificidad crítica en artes escénicas”.

Crítico y dramaturgo, en la bifurcación de un discurso creativo y analítico, Fernando De Ita define su oficio como “una mala pasión, por eso habemos tan pocos”.

Dentro del recorrido dramatúrgico de la Muestra no distingue una obra de su predilección: “todos esperábamos con mucho entusiasmo Civilización, de Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio, por ser la cabeza de grupo dado su adelanto respecto a sus similares, el más propositivo, publicado y traducido. Pero hay otras que llaman mi interés como Disforia de Noé Morales, El Libro de Dante, de Luis Ayhllón, No tocar de Enrique Olmos, pero estoy ansioso por ver Apocalipsis I de Abelardo Rodríguez, porque generalmente la gente contestataria de izquierda tiene un discurso combativo muy bien estructurado, pero cuando suben al escenario no cumplen con las expectativas; espero me equivoque”, concluyó.

martes, 17 de julio de 2007

Cuando la academia murió, Gustavo Ott estaba ahí


“No sólo se trata de un taller breve, sino de un contrataller, la idea es desmontar las reglas que durante mucho tiempo hemos establecido como inamovibles en la creación dramática”, así definió Gustavo Ott el taller de dramaturgia que impartirá del 18 al 20 de julio de 10 a 14 horas, dentro del marco de la Quinta Muestra Nacional de la Joven Dramaturgia, en las instalaciones del Museo de la Ciudad, bajo el auspicio del Instituto Queretano de la Cultura y las Artes.

La intención primordial que destaca el autor de Pavlov, dos segundos antes del crimen, obra acreedora a premios en los Festivales Karzinbarcika (Hungría) y Liverpool (Canadá), es tratar de “concentrarnos más en el hecho de la libertad creativa, quiero entusiasmar a los participantes, romperles las cadenas, decirles que no hay reglas, que eso se acabó, que la academia ha muerto”, con invitación dirigida particularmente a escritores de dramaturgia pero donde cualquier creador puede participar, a decir del dramaturgo.

El tiempo del teatro es el tiempo de la veta creativa, libertad de creación, trasgresión de la forma, según nuestro entrevistado, que se revela después de muchos años: “podemos hacer una dramaturgia fusión, podemos fundir una cantidad de géneros y tendencias que antes parecía que no se podían hacer”. Señala que la influencia del cine latinoamericano y europeo ha dado una gran lección en la utilización de la poesía, dichas corrientes manifiestan una tendencia nueva de contar historias, “una vertiente concentrada más en los temas y menos en las historias y los personajes, como nos habían dicho antes”. Dichos temas están vivos, presentes en la cotidianidad del espectador, quien se revela a su realidad por medio de esa fusión y libertad creativa descrita por Ott: “la esperanza en el siglo veinte era algo fácil de comprar; ahora en el siglo veintiuno no parece ni siquiera posible la esperanza”.

Periodista de formación, dramaturgo por convicción, con más de veinte obras bajo el brazo, la mayoría de ellas traducidas a más de cinco idiomas, Gustavo Ott sentencia: “las reglas han muerto, la academia ha muerto”, eso significa –acota el autor- que la responsabilidad creativa es mayor, al contrario de lo que se podría pensar. Aunado lo anterior a la carencia de una tendencia homogénea en la dramaturgia mundial, Gustavo Ott abunda: “existen las microreglas, cada quien impone su propia regla y su propio estilo, ni siquiera en toda su obra, sino por obra. Una obra de pronto tiene conflictos con tu obra anterior, ya no te comparas con otros autores, ya no hay movimiento, eres tú con tus propias piezas y con tu propio universo”.

Cada obra de Ott denota un pathos característico: Linda gatita, amor; Corazón pornográfico crimen; Tu ternura molotov intolerancia y terrorismo, entre otras. El origen de semejante conglomerado creativo lo comparte el autor: “lo que me gusta es escribir como si no fuera yo, me gusta escribir como otros, yo soy muy aburrido”. Señala que, efectivamente, dentro del taller se compartirán las visiones del trabajo dramático multidimensional creativo, basado en la narrativa “para mantener la prosa viva, intentando ser otros que no somos, para conseguir ser alguien”.

A pesar de la libertad creativa que no impone reglas, Ott arguye que la lengua y el teatro moderno se concilian irremediablemente: “una de las vertientes más interesantes de la propuesta de la dramaturgia latinoamericana es la oferta del Caribe, donde lo interesante no es solamente la mezcla multicolor de razas y culturas, sino además el planteamiento de un lenguaje vivo, que ni siquiera tiene una gramática definitiva, que pareciera que cada año se está remodelando de nuevo”, aunado a las características del idioma latentes en nuestro umbral latinoamericano.

El perfil periodístico de Ott no se soslaya de manera anecdótica, al contrario, “al ser periodista me es fácil vivir la vida de otros, no soy yo el protagonista y esa necesidad de buscar al otro están presentes en mi piezas”. Notas informativas, crónicas, reportajes, entrevistas, son elementos que para el autor constituyen la médula de su proceso creativo: “no se hasta qué punto sigo siendo periodista, utilizando las formas del teatro a partir de la realidad del hombre contemporáneo y sus angustias”.

- ¿La dramaturgia está convidada al banquete de la democracia, particularmente en Venezuela?

- La democracia en este momento parece una comida que no está servida. En Venezuela la dramaturgia está incluida en la constitución para su protección, sin embargo la dramaturgia venezolana sigue a la deriva por la falta de dedicación a políticas coherentes. Pero tampoco existe censura como mucha gente pretende creer, la verdad es que estamos escribiendo lo que nos da la gana, incluso en muchos casos se ataca al poder como toda labor creadora.

Las obras de Gustavo Ott son sugestivas desde el mismo título, donde radica la mitad de la obra: “lo digo mucho en los talleres, el título es fundamental. Sin embargo, un crítico mala leche me dijo que paso la mitad del tiempo en crear el título y la otra mitad en terminar la obra”. Dichos títulos han degenerado en obras itinerantes que han llevado a nuestro entrevistado de Nueva York a Paris: “uno tiene la obligación de pensar que el título de tu obra está en la marquesina más importante del mundo o en el último pueblo mas olvidado, y creo que en este sitio tiene más utilidad, porque el título es una metáfora, un poema, un guiño con sentido del humor, una bofetada incluso, trato de que el título sea parte de la metáfora de la pieza”.

La misma escritura la concibe nuestro entrevistado como un ente vivo y cambiante, de estética y estilística efímeras por antonomasia: “si un autor se pone límites a su propio estilo probablemente no pase de escribir un determinado número de piezas, llega un momento en que te aburres de ti mismo, además descubres que no eres interesante, sino que los interesantes son los demás”.

Nuestro entrevistado concluye con una dialéctica reflexiva a partir del otro: “los seres humanos se levantan en la mañana, se ven al espejo y se hace preguntas de importancia capital; el intelectual cree que él es el que se las hace, pero no, es la gente, haciendo preguntas filosóficas sobre su destino y el de la humanidad”

lunes, 16 de julio de 2007

Alude la Civilización a la tragicomedia incómoda



Aspiración a lo grande, veinte pisos encima de los mortales y más cercano a Dios que todos los que pisamos la ciudad. Un edificio compuesto de manera absurda por un conglomerado de cristal: dialéctica irreconciliable que, sin embargo, y ante nuestros ojos, se hace posible por la transa y la corrupción. Funcionarios y empresarios presentados como sinónimos de la estulticia de derecha e izquierda, trazados sin piedad desde la concepción pragmática de Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio, autor de Civilización, obra ganadora del Premio Nacional de Dramaturgia “Manuel Herrera” edición 2006 y que se estrena el martes 17 de julio en el Museo de la Ciudad, siendo la obertura a la Quinta Muestra de la Joven Dramaturgia, auspiciada por el Instituto Queretano de la Cultura y las Artes.


Tres actores en escena en una lúcida composición de claros oscuros, apostándole directamente al diálogo teatral a través de un discurso cotidiano, abstraído de la realidad social y política actual. Sin embargo, tras la simplicidad de la producción existe un guiño crítico para el espectador, quien se deleitará con un texto lúcido, ácido, lleno de íconos de la problemática política, intermitente entre la realidad y lo que no queremos reconocer de nuestra cotidianidad y la ínfima importancia de nuestra memoria histórica.

Luis Enrique Gutiérrez acota que Civilización no es propiamente una comedia, como el resto de sus obras, sino más bien un drama basado en el orden público cotidiano. No obstante, la obra extrapola este orden y lo convierte en una subversión de la misma realidad. La explotación efectiva de referencias metatextuales, de una realidad en la que todos convidamos pero que nadie quiere reconocer, provoca una mofa tragicómica en el espectador digna de compartirse y de liberarse de los eufemismos mediáticos.

Una conjugación anecdótica que rememora no un maniqueísmo inmediato entre las clases gobernantes impúdicas, los insaciables empresarios y el aparentemente implacable hombre de los valores democráticos, que más que presentarse a modo de retórica, coadyuva a la memoria histórica y al deslinde politiquero superfluo. Civilización devela la corrupción, la disponibilidad religiosa, sexual y fanática, el enclenque sistema gubernamental, la infame postura de izquierda que en el nombre de los valores tiene precio, elementos aderezados por una sutil iluminación, a cargo de Jorge Kuri, que se antoja homérica y contrastante.

Cinco actos que se caracterizan por un inteligente relato teatral, subversivo y vulgar. Reacciones encontradas ante tres cuerpos desnudos de cuerpo, alma y cargo público. El discurso teje una comparsa lúdica con las composiciones visuales que generan los actores, la iluminación y la escenografía. El silencio es un importante elemento que da respiro y reflexión al espectador, una construcción más clara de los personajes. Drama y comedia, corrupción y majaderías, nuestro retrato como ciudad y como ciudadanos. Un centro histórico que funge como actor subjetivo donde recaen las también subjetivas acciones de los personajes, en nombre de un imputable edificio de veinte pisos, hecho de cantera y cristal.

Uno de los momentos más interesantes se encuentra cuando el tercer personaje –por orden de aparición- revela un halo de esperanza enfundado en los principios democráticos y los valores inquebrantables del poder ciudadano. La inviabilidad de la construcción del edificio depende de un idilio burocrático, a lo que el tercer personaje representará un obstáculo idóneo pero deleznable, pero con precio, corruptible al fin.

Civilización representa un reto al público desmemoriado y al ilusionismo demagógico y obsoleto. Grandes actuaciones dirigidas casi en automático por el autor, revelan un reto a la desmemoria queretana y a la arraigada ignorancia provocada por la polaridad partidista. Actores desnudos y semivestidos a la vez que simbolizan una transparencia aparente, dentro de una escenografía ascéptica que alegoriza sobre nuestra misma entidad, también aparentemente pulcra, en un montaje extemporáneo y agresivo, tan lascivo como la verdad, tan corrosivo como nuestra realidad. Así es la Civilización, nuestra civilización.

domingo, 15 de julio de 2007

La Civilización Relativa de Gutiérrez O. M.

Para el dramaturgo Luis Enrique Gutiérrez O. M. “a final de cuentas el teatro es eso: uno parte de una localidad para escribir para todos lados”. De esta manera surgió la idea para concebir Civilización, obra ganadora del Premio Nacional de Dramaturgia “Manuel Herrera” edición 2006, y que será estrenada el martes 17 de julio en el Museo de la Ciudad a las 20 horas, bajo el auspicio del Instituto Queretano de la Cultura y las Artes (IQCA) en el marco de la Quinta Muestra Nacional de la Joven Dramaturgia Querétaro 2007.

De manera general, el dramaturgo presentó la trama de su obra: “habla sobre el no respeto al patrimonio cultural, a los monumentos” problemática relativa que es recurrente en la mayoría de las ciudades del mundo. Sin embargo delineó: “no me interesa relatar un hecho específico de un lugar, me interesa relatar las contradicciones del ser humano”.

Luis Enrique Gutiérrez detalla que Civilización “es una obra original que trata de muchas cosas, es difícil saberlo”. Advierte que la estructura de la obra se compone en teatro dialogado con tres actores profesionales originarios de la ciudad de Jalapa, en coproducción con el IQCA y la Universidad Veracruzana. De hecho la obra, según su autor, está escrita expresamente para dicha universidad.

Después de su estreno, el día martes 17 de julio, la obra iniciará una serie de presentaciones tanto en nuestra localidad como en Veracruz: “en Jalapa tenemos como treinta funciones; aquí tenemos entre siete y doce”, añadió el director.

Respecto a adelantar datos y características de Civilización, Luis Enrique Gutiérrez reconoció “yo puedo decir pocas cosas de mis obras, porque lo que quiero decir de las cosas lo digo en las obras”. Sin embargo, reveló que “a diferencia de mis obras anteriores, esta es una obra que trata abierta y directamente del orden público cotidiano, es decir, los personajes inciden en la colectividad como políticos o empresarios”. Agregó que por una serie de referentes significativos mostrados en torno a la ciudad, tales como políticos tanto de izquierda como derecha, figuras públicas, es una obra que se desarrolla en Querétaro.

Desde su propia perspectiva, Luis Enrique Gutiérrez reconoció que ignora cómo va a reaccionar el público que asista a Civilización: “yo escribo puras comedias, digamos que Civilización es la menos comedia de todas mis obras”. Sorprendido de su propia respuesta, el autor recula “no pretendo escribir comedias, normalmente observo que la gente se ríe con mis obras, yo supongo que por que son comedias”, en cambio, Civilización se insertar más “en una obra de orden de la tragedia cotidiana con algunos recursos de comedia”.

Sobre la importancia ineludible que tiene el público de teatro para esta disciplina, nuestro entrevistado señaló: “yo escribo para mi público y tengo público en todas partes; no lo conozco bien, por lo que trato de retarlo un poquito para irlo entendiendo. Creo que un dramaturgo acaba de entender a su público muchos años después, a veces después de su muerte”.

Radicado tanto en la capital Queretana como en Jalapa, Gutiérrez Ortiz Monasterio delata su opinión sobre el estado actual de la dramaturgia en Querétaro: “no se cómo se encuentra ahora, pero puedo hacer puntos comparativos. Fuera de la Ciudad de México para mí hay dos lugares para el teatro en México: Jalapa y Querétaro, ciudades donde hay una gran tradición teatral y el teatro es parte de la vida de la gente”. Específicamente, según el dramaturgo, “Querétaro es el que tiene más estrenos de teatro profesional por habitante”, aunque le falta alcanzar el nivel de calidad de Jalapa.

Ante la dualidad que impone el ser director y escritor Luis Enrique Gutiérrez O. M. atajó: “Yo soy dramaturgo, escribo desde hace seis años teatro y accidentalmente dirijo, de hecho no me considero director. El único recurso que tengo para dirigir es que conozco muy bien mi obra”. Las características de composición que definen la obra de nuestro entrevistado parten de una definición estilística derivada de su acercamiento al teatro: “para muchos, cuando comenzaba a escribir, no era teatro lo que yo escribía, ahora la mitad de la gente que comienza a escribir teatro en México trata de imitarme, quizás lo que están imitando no es teatro pero es lo que el público identifica como teatro, principalmente los jóvenes”.

Ganador de varios premios de dramaturgia nacionales e internacionales, entre los que se incluyen el First Fringe Award del Festival de Edimburgo y el mismo Manuel Herrera edición 2006, Luis Enrique Gutiérrez afirma: “no les doy importancia a los premios, ayudan para dar espacio y promoción a los nuevos escritores de teatro, el cual es un ambiente muy cerrado”.

martes, 10 de julio de 2007

Un día glorioso y trascendente

Recuerdo que en el primer lustro de los noventa tomé el coche de mi padre a las 12 de la mañána de un jueves de 1991, cuando contaba con trece años de edad. Llegué al estacionamiento de una plaza comercial donde había un local devotamente llamado Musicbox, y donde, aprovechando que era de las pocas que ofrecían algo más que Vanilla Ice, daban los discos carísimos. Mi ciudad no se parece en nada a la de ese tiempo: un niño manejando un Dart modelo 76 en plena avenida Constituyentes no significaba nada para los pocos policias de tránsito, que en ese tiempo se entretenían viendo culos desnudos a diez cuadras de donde yo estaba aparcado, en un local de putas baratas llamado La Yegua, a donde siguen acudiendo los mismos policias y los mismos culos desnudos y flácidos por los años.
El motivo de mi estancia madruguera en ese estacionamiento era la llegada de Use your Illusion I y II de Guns N´Roses, par de albums que rompían con la tradición hardrockera del momento, al igual que el Nevermind, de una partida de mugrosos llamados Nirvana, que padecían de distorsionadores incipientes, guitarras nuevas, acordes disonantes y estética glam post. Éramos más de cien los allí congregados, los mismos que imaginábamos la importancia histórica que tenían esos albums, (un mínimo atisbo).
Tres horas después llegó un camión de tres toneladas con caja blanca que de plano, a la hora de descargar las cajas que contenían loas discos, tuvo que comenzar precipitádamente la venta sobre la banqueta de la plaza. Al principio éramos cien, pero logramos componer un grupo de hasta trescientas almas, las cuales comenzamos a arremolinarnos en torno a un Golf equipado con CD para auto (sic y guauu) que comenzaba a sonar los primeros acordes de Civil War; curiosamente el dueño del auto había preferido tocar en pirncipio el volumen II. Nadie lo entendió, pero quedamos agradecidos por tremenda sorpresa que nos llevamos con el tributo guitarrístico a Hendrix por parte de un sujeto que solía llamarse Slash.
Conseguí mis discos a un precio insultante, soporté jalones, golpes, insultos, hambre, frío, más insultos y una mentada de madre de mi familia completa. Pero los discos estaban en mis manos.
Ha pasado un rato desde ese momento. Los discos de GNR me los robaron hasta en cuatro ocasiones. Algunos destellos se muestran interesantes en la industria cultural musical. Considerando que en esos días no contaba con teléfono móvil, internet, prensa, Carlos Slim, Mixup, LIbrerías Gandhi y toda la parafernalia mercadotécnica para obtener un disco, lo importante era lograrlo. De hecho esa expresión sustituyó a comprar: ¡Voy a lograr el disco doble de GNR!
Desde hace tiempo no escucho una banda tan trascendete e importante para la historia del rock: INTERPOL, así, con mayúsculas. Hoy es el día que sacan su tercer largometraje musical y nada ni nadie dice nada...sólo un fúnebre silencio. Mixup no dijo nada, solamente presentó su afanosa propaganda para comprar mierda. Musicbox no existe; sucumbió a la competencia de más de treinta tiendas de discos que ofrecen más y mejor material (dentro de las cuales se encuentran tres tiendas Mixup) pero no pasa nada, nadie espera en el estacionamiento de la plaza para lograr el nuevo disco de INTERPOL, ni está dispuesto a pelear por un disco que ya de por sí viene impulsado por una preponderancia musical atípica.
Definitivamente no aparece en los mil y un discos que tengo que escuchar antes de morir y ni importa. INTERPOL está insertado en la escena iconoclasta de un rock lúdico, minimalista, nostálgico del mainstream NYC y caótico a la vez. Casual y peligroso, negro y diurno, mortal y ecuánime, se antoja suicida. Hablaré después. Voy a buscar alguna plaza con quorum suficiente para poner en el CD de auto el track uno del disco nuevo. Historia pura, bienvenida¡¡¡

Una espera nunca será eterna

Konninginnedag, ejercicio lúdico de la dramaturgia joven

Una obra extraña que tiene el privilegio de regresar a los elementos de la dramaturgia clásica, así define el director Uriel Bravo a Konninginnedag (El Día de la Reina), del dramaturgo capitalino Alberto Castillo, que con el apoyo del Instituto Queretano de la Cultura y las Artes (IQCA), se presentará el próximo viernes 20 de julio en el Museo de la Ciudad, en el marco de la Quinta Muestra Nacional de la Joven Dramaturgia Querétaro 2007. El nombre de la obra, considerado como una tomadura de pelo de parte del dramaturgo –según Uriel Bravo-, “nos habla de que el teatro hay que tomarlo en serio con sus contextos y como lo que es: un ejercicio lúdico que nos guiña el ojo”.

El director capitalino aclara que no se trata en un principio de un montaje, sino de lecturas dramatizadas de la obra de Alberto Castillo. Precisa que “la finalidad es presentar los textos ante los jóvenes dramaturgos, que sirva como paradigma de lo que cada uno de ellos está intentando escribir”.

Koninginnedag o El Día de la Reina, escrita por el escritor capitalino Alberto Castillo, “es una obra extraña para la generación actual de dramaturgos jóvenes”, cuyo fenómeno se distingue por la investigación y la reestructuración de la dramaturgia, como es el caso de Castillo, quien –según nuestro entrevistado- “nos presenta un ejercicio chejoviano, bien hecho”.

Para Uriel Bravo, lo extraño radica en que “un escritor joven decida regresar al camino de la buena dramaturgia, en el sentido estructural que conocemos, y que establezca un paradigma de recuperación de los clásicos”.

Una obra con personajes muy bien estructurados, clarísimos a la lectura y que representa un reto para un ejercicio de lectura dramatizada, son las características que enumera Uriel Bravo sobre la obra de Castillo. Las mismas características de la obra la encaminan a ser “un texto que va a tener repercusiones importantes, que va a tener montajes y va a sobrar quien lo quiera montar”.

Ciertamente, según señala Bravo, la comunión entre una obra que se ofrece extraña con un regreso a la dramaturgia clásica por definición es posible: “digamos que un clásico se hace clásico a partir de la extrañeza que causa, tiene un impacto y rompimiento en la sociedad y a partir de ese momento se vuelve clásico”. Refiere íconos imprescindibles del teatro del absurdo, como El Rinoceronte y La Cantante Calva, ambas obras del dramaturgo rumano Eugène Ionesco, “fueron iconoclastas, acaban con la forma lógica de hacer teatro, y terminaron siendo clásicos”.

Con base en la afirmación anterior, Uriel Bravo precisa: “Alberto Castillo lleva a cabo dos labores importantes: una relectura de Anton Chejov, muy moderna, y un planteamiento problemático que Chejov nunca se hubiera imaginado, y menos con las soluciones que les da Alberto”.

Koninginnedag o El Día de la Reina, trata sobre una perturbadora excursión por los Países Bajos en plena fiesta nacional, dedicado a la Reina de Holanda –de allí el título de la obra- y que dota a la cuarta pared de un instinto voyeurista que sigue a los actores por las vicisitudes de los festejos. Uriel Bravo reflexiona al respecto: “uno podría suponer que por tratarse de la sociedad holandesa y sus problemas de segregación racial, parecerían no ser los nuestros, pero si le movemos tantito a la obra, parecería estar puesta en Los Ángeles, y en vez de un musulmán podría tratarse de un michoacano migrante siendo botado por una familia de gringos”. La obra no delata una gran diferencia contextual tiempo-espacio, “leída en un contexto más amplio y humanista”, como sugiere Bravo, nos encontraríamos con una convergencia de problemáticas y cuestiones morales, éticas y humanas.

Sobre los criterios que el director tomó en cuenta para dirigir la obra, a decir de Bravo, se diferencian de origen: “si la idea fuera dirigir un montaje, para mí como director el texto solamente sería un pretexto con mi relectura”. Pero en el caso de la lectura dramatizada “el director se pone al servicio del dramaturgo con honestidad”. Abundó al respecto que el trabajo de dirección en lecturas dramatizadas, como en el caso de Koninginnedag, “es un trabajo muy artesanal y minuciosos, le sirve a uno como director para reconocer el material” lo cual impulsaría ulteriormente un trabajo de montaje “donde como director uno aporta de su propia cosecha”.

El adjetivo joven, en el título de la Quinta Muestra Nacional de la Joven Dramaturgia Querétaro 2007, es para Uriel Bravo una instancia meramente cronológica, “porque hay jóvenes que escriben como ancianos, con muchos miedos y temores; también hay jóvenes que se arriesgan así como hay dramaturgos viejos que escriben con un sentido del riesgo que parece de un joven irresponsable”.

- ¿Cómo director qué prefiere, un viejo que escriba como joven o un joven que escriba como viejo?

- De hecho las dos cosas, no es cuestión de preferencias sino de que conectes con alguien.

Director en 2005 de La Fe de los Cerdos, obra de Hugo Abraham Wirth Nava ganadora del Quinto Concurso Nacional de Dramaturgia Manuel Herrera Castañeda, Uriel Bravo recuerda que “fue impresionante el golpe que sentí cuando la leí, por la potencia abrumadora del texto” producto de un actor que estaba cumpliendo los veinte años en el momento de la aparición de la obra.

- ¿A qué le apuesta el teatro en Querétaro?

- A nada. Un Estado al que no le interesa la cultura más que en su sentido mercadotécnico, que le importa más la cultura en el sentido turístico, no podemos aspirar a contar con un proyecto de teatro cultural y de estado.

Señala Uriel Bravo que “eso parece darle mucho gusto a la gente del gobierno, porque la gente de teatro somos muy molestos”. Al respecto recuerda un comentario que hizo Manuel González Valle, siendo aún candidato a la presidencia municipal, quien dijo –según nuestro entrevistado- “¡hombre, si hay muchos jardines, muchas fuentes! ¿cuál es el problema del teatro? Y yo le contesté: saque su escritorio y despache en el Jardín de los Perritos”, concluyó.

lunes, 9 de julio de 2007

Centro Histérico en potencia (primera parte)


La designación de Patrimonio Cultural de la Humanidad que le fue otorgada al Centro de la Ciudad de Querétaro, específicamente a la Zona de Monumentos Históricos, en el año de 1996 podría estar en riesgo toda vez que su protección y salvaguarda por parte de las autoridades municipales y delegacionales especializadas, como el caso del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) delegación Querétaro, no ha sido la adecuada y, en cambio, sí han permitido que el sector urbano sucumba ante el avance del sector comercial.

Por ello, en opinión del urbanista y arquitecto, Gonzalo Ruiz Posada, el Centro Histórico y su Zona de Monumentos está padeciendo, a causa del comercio, “una ola espantosa que está transformando todo el Centro Histórico. Como consecuencia de ello pues viene gente que trata de capitalizar”. El impacto, señala Ruiz Posada, es inminente y ya se reciente en el sector urbano del Centro Histórico donde sus habitantes han decidido vender sus casas.

Legalmente, el Patrimonio del Centro Histórico de Querétaro está protegido por la Ley Federal sobre monumentos y zonas arqueológicos, artísticos e históricos y por el Reglamento de la Ley Federal sobre monumentos y zonas arqueológicos, artísticos e históricos. Paralelamente la Zona de Monumentos es parte de 9 zonas del interior de la República declaradas Patrimonio de la Humanidad.

Sin embargo esto ha sido insuficiente para detener las apropiaciones que el sector comercial hace de gran parte del Centro Histórico. El periodista y escritor Agustín Escobar cita desde otra perspectiva el padecimiento del Centro: “Los espacios públicos del Centro Histórico de la ciudad de Querétaro se privatizan. Andadores, jardines, portales y plazas, han sido invadidos por todo tipo de artilugios: toldos, sombrillas, sillas y mesas de bares y restaurantes”. A su vez, el llamado corazón urbano de la ciudad, Plaza de Armas, donde cotidianamente pululan ruedas de prensa de servidores públicos, se ve plagada por “los restaurantes Chucho El Roto y 1810 (quienes) han invadido una buena parte; en el Portal del Mesón macetones, sillas y mesas se interponen a los viandantes, en tanto que, una de las esquinas del Portal de la Soledad fue enrejada. Incluso, a la Casa de la Corregidora le han colocado una serie de vallas metálicas que la “protegen” de quienes protestan por las erradas políticas del gobierno del estado”.

El crecimiento del sector comercial tiene su epicentro en la manera acelerada que se realizan los trámites de uso de suelo. Ruiz Posada detalla que “teóricamente en el urbanismo el uso menos agresivo es el habitacional. Desafortunadamente con esta modalidad de la zonificación (uso de suelo) se definen otro tipo de actividades, se necesita del sector primario, del secundario y del terciario para satisfacer sus necesidades. Por lo tanto, la ciudad ha establecido una serie de redes, usos, acumulación de capital, de manera que usted pueda ir a una ferretería, a un banco, relativamente próximo”.

A su vez, Escobar complementa la problemática “el Centro Histórico prácticamente está deshabitado puesto que el impuesto predial es el más caro de la ciudad, situación que ha provocado que los dueños de las antiguas casonas lo abandonen y renten accesorias para compensar los gastos que tienen que erogar, lo que a la vez ha causado una excesiva changarrización”. Ejemplifica: “Las ocho cuadras de la calle Juárez, que durante el día es de las más transitadas, a las diez de la noche está abandonada porque quedan menos de quince familias que la habitan”, lo que coloca a la Zona de Monumentos frente a una disyuntiva difícil que amenaza su calidad de patrimonio.

Narrando el Mundo

“Más que el beneficio directo de la literatura, aprendemos a estructurar el pensamiento”, así definió Blas César Terán Páramo la intención principal del taller Narrando el Mundo, el oficio literario desde la perspectiva del relato, que con el apoyo del Instituto Queretano de la Cultura y las Artes (IQCA), se oferta en el Museo de la Restauración los miércoles de 10 a 13 horas y sábados de 10 30 a 14 30 horas para el primer módulo, y los martes de 16 a 19 horas para el segundo módulo, dirigidos en conjunto “a personas interesadas en el estudio de la literatura en sus diferentes géneros y a quienes trabajan en la realización de proyectos literarios junio en el Museo de la Ciudad”.

Blas César Terán Páramo, quien declara “no me considero escritor, sino un dilectante de la literatura”, especifica que el taller: “se divide en dos módulos. En Narrando el Mundo I conocemos la dimensión espacial, actoral, la voz narrativa, el universo diegético del relato”. Luz Aurora Pimentel, Vladimir Nabokov, Jean Genet, son algunos de los autores a los que recurre Terán Páramo para el acercamiento al relato. De manera relativa, en el módulo dos se tratan asuntos relacionados con la creación literaria y los recursos que ofrece la narrativa para la configuración del relato y el desarrollo de una novela.

Respecto al carácter didáctico que se oferta en Narración del Mundo, Terán Páramo explica “hay un ritmo y una cadencia en este taller, derivada de uno anterior llamado Por el mero placer de la palabra, el cual se dividía en cuatro módulos: poesía, narrativa, ensayo y crónica, estructuradas en cuarenta horas de exposición, con teoría y práctica intensiva”. Una vez que se ha dado de manera efectiva un primer acercamiento a los géneros literarios, los participantes deciden seguir con su formación literaria “donde se abordan desde esa perspectiva el ensayo, el cuento, la novela” que es principalmente de donde surge la propuesta de Narrando el Mundo I.

Podría suponerse que tal curso de acercamiento al placer literario implicaría un antecedente importante como requisito para poder participar, pero no es así. Nuestro entrevistado asegura que “no hay un proceso de selección para ser participante de los talleres”. Aclaró que incluso se cuenta con un espectro generacional heterogéneo, “la edad de los participantes fluctúa entre los dieciocho y los setenta años”. A su vez, los antecedentes académicos no son determinantes para el ingreso: “han participado personas desde nivel de formación básico hasta gente de preparatoria, licenciatura, maestría... ¡hasta doctorado!

- ¿Cuál ha sido la respuesta del trabajo en los talleres literarios?

- Aceptable. Hay una afluencia de siete a diez integrantes por taller.

Cabe señalar que las personas que han tomado talleres literarios anteriormente pueden seguir tomando los talleres subsecuentes, como Narrando el Mundo I, integrados en exposiciones de teoría y práctica repartidas en cuarenta horas. Dicho taller ofrece –según Terán Páramo- “una diferente dimensión en el proceso del desarrollo de la narrativa, o sea, un taller permanente llamado Narrando el Mundo II”, que trata sobre la exposición, crítica y corrección de los textos creados por los participantes.

Resalta que el rumbo en la creación literaria de nuestro Estado lo están dictando los jóvenes: “vemos como el estilo literario tradicional y generacional ha evolucionado, ahora los creadores jóvenes tienen una mayor proyección”. Luis Alberto Arellano, Federico de la Vega, entre otros, forman parte de esta nueva generación que “ya trasgredió los límites del Estado, afortunadamente”, subrayó.

Al producto del taller de narrativa, específicamente Narrando el Mundo II, se le considera material publicable, mismo que será parte de “la revista del taller de literatura, Altas desde tu cabeza, perteneciente al Museo de la Restauración de la República. Dicha revista, cuyo nombre está basado en las reglas del juego de las canicas, plantea en cada número una temática dramática como pretexto y ya cuenta con el número cero, mientras que se hacen los preparativos para lanzar el número uno, con el tema “cuentos sobre asesinatos”.

Dos posibilidades definen a Narrando el Mundo, señala nuestro entrevistado: “se trata de crear un taller permanente, y que el Museo de la Restauración de la República tenga un grupo de escritores que representen al museo como narradores”. Paralelamente, el objetivo de Narrando el Mundo “es fomentar la construcción del borrador para el desarrollo de una primer novela”. Por lo tanto, tanto los participantes como el mismo coordinador del taller intercambian recursos y experiencias para el impulso creativo y literario de las obras en potencia.

- ¿Cuáles son sus expectativas?

- Publicarlas.

Balzac, García Márquez, Paz, son algunos de los nombres que se tratan para su análisis y lectura, además de las propuestas narrativas que los participantes aportan, las cuales “tienen alguna textura narrativa, se les recomienda un autor más cercano a su estilo, para lograr un análisis comparativo”.

- ¿Cuáles son sus proyectos literarios?

- No deseo una publicación. No he tenido ese valor de enfrentarme a la crítica directamente, tal vez por los esquemas actuales de la crítica literaria que está muy ligada al Instituto Nacional de Bellas Artes donde se trabaja más bajo un sustento académico más que emocional.