viernes, 31 de agosto de 2007

Ensayo sobre la ceguera


La izquierda mexicana actual, concretada principalmente en la imagen del Partido de la Revolución Democrática, padece una extraña enfermedad que les llegó de súbito, aunque ya se advertía su posible contagio: epidemia tribal escatológica con tufo a demagogia y democracia de levantadedo, arrebatos de micrófonos y abstinencia autocrítica. Ceguera, pues. Peste que se alegoriza en cada personalidad perredista y que exacerbó sus propios fantasmas, los mismos que ha atacado la izquierda desde la trinchera de la obstinación.

Quizás el hombre que esperó confiado un proceso democratizador en automático, como quien espera la previsible luz verde del semáforo, sea el mismo que se ha visto enclaustrado en una campaña presidencial perpetua. Quizás ese mismo hombre fue el primero en padecerla y en regarla con vehemencia por toda la clase política de izquierda de nuestro país. Quizás ese hombre sea el único que pueda ver y guiar a sus parroquianos, aunque sea por un instinto febril con coqueteos autoritarios.

Ni siquiera los hombres puestos en cuarentena obligada por videoescándalos sobre pedido (¡etimológicamente escándalos de la vista!) se han librado de padecerla; ellos desarrollan, incluso, sintomatología radicalmente autodestructiva, cerrando posibilidades de cura alternativas y progresistas con rumbo y visión.

Gradualmente le ceguera avanzó y terminó por infestar las dos principales tendencias: el Frente Amplio Progresista y Nueva Izquierda. Así, la ceguera blanca terminó por degenerar a sus hombres y mujeres, funcionarios, candidatos, acarreados, militantes, simpatizantes... los infestó de sus propios y más bajos instintos: votaciones fraudulentas, tomas pendilleriles de tribuna, enfrentamientos verbales y físicos, protestas cacofónicas.

Se apeló a la nulificación de los principios democráticos de izquierda y se fraguó una quimera, gestada por sentimientos antiliberales y miserables. Egoísmo y canibalismo, orquestado con un bajo continuo lúgubre: “¡Voto por voto, delegado por delegado!”. Y la sociedad, corrompida, expectante, defraudada, impotente, ciega al fin, sintió que su último reducto de esperanza se esfumaba, al igual que su ulterior participación sufragista, en un proceso interno, antidemocrático, espurio y ciego.

Ensayo sobre la Ceguera (1995), le valió al escritor portugués José Saramago (Azinhaga, 1922) el Premio Nobel de Literatura 1998. Una parábola de la cotidianidad actual, que en sentido eminentemente simbólico, hace referencia a la ceguera crónica producto del egoísmo y la violencia de nuestras instituciones primigenias. Allende la ceguera física, Saramago destroza las representaciones volátiles que componen una realidad social frágil, compungida, azarosa y lúdica. Se hace presente en el contexto democratizador cegado de egolatría, carente de la única luz que los mismos contagiados nos convidaron a mirar, sin advertir que ellos eran la más peligrosa de las contraindicaciones.

Un libro con narrativa impresionante, que impide al lector separarse de las abstracciones y simbolismos que él mismo construyó. No se puede ser la misma persona después de leerlo, so pena de quedar ciego.

martes, 21 de agosto de 2007

Foro Querétaro Democrático 1997-2007


Los días jueves 16 y viernes 17 de marzo se llevó a cabo el Foro Querétaro Democrático 1997-2007 ¿Qué pasó, dónde estamos, a dónde vamos? bajo la convocatoria de Diálogo Queretano, la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Querétaro y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), con el apoyo del Instituto Electoral de Querétaro. Se instalaron mesas de trabajo sobre tópicos presentes en el espectro social queretano: Política, Cultura, Periodismo y Sociedad.
Haciendo una distinción, por competencia temática, de las mesas de Cultura y Periodismo, a continuación se presenta una crónica del mosaico de ideas que fomentaron la tónica participativa de los participantes del foro.
La mesa de Cultura estuvo conformada por el historiador José Félix Zavala, el urbanista y férreo defensor del Centro Histórico, Gonzalo Ruiz Posada, el poeta queretano Luis Alberto Arellano, la ex regidora y consejera cultural panista, Natalia Carrillo y el periodista Agustín Escobar. La moderación corrió a cargo del director del INAH, delegación Querétaro, Diego Prieto.
Cada voz proclamó sus referencias y visiones personales en torno a la cultura o lo que cada quien concibe como cultura, así como su estado, su desarrollo, sus vicisitudes, sus ausencias, pero sobre todo su presencia dentro de la sociedad queretana. Abundaron las retrospectivas y los recorridos dialécticos de la cultura, más desde un punto de vista cronológico que genérico.
Natalia Carrillo, con un marcado acento institucional, sentó el contraste y obvió un recorrido de la cultura de Estado, más hacia una distinción de esfuerzo gubernamental, digno de una inserción pagada, que de un enfoque crítico. Su intervención estuvo caracterizada por referencias institucionales y menciones intermitentes de empresas culturales del sector privado.
La visión urbanista, que mereció un recorrido oral en torno a la nulidad del estado laico, fue de Ruiz Posada. El Centro Histórico, la Iglesia, la libertad de expresión, el cinismo –según el urbanista- con el que las autoridades detentan el poder, la frivolidad y la impunidad. Menciones de ejemplos donde se transgreden los principios esenciales de la convivencia y el respeto al Patrimonio Cultural.
Agustín Escobar, descontextualizado temáticamente, pero adecuado en lo que a interdisciplinareidad se refiere, habló sobre la libertad de expresión y la censura de la que ha sido víctima en el periodismo local. Ejemplos como referencia autobiográfica revelan una historia de contrastes en el oficio del periodismo, exacerbado en la última década.
José Félix Zavala tomó un rumbo categorizante de la cultura y la llamó alta cultura. Instituciones Públicas que van de la Escuela de Bellas Artes de la UAQ al Panteón de los Hombres Ilustres. Distinción que, desde su punto de vista, merece un análisis y una reflexión ulterior.
Quien acaso tuvo un acercamiento adecuado al hablar de cultura, quizás apelando fidedignamente desde su posición de artista, fue Luis Alberto Arellano, quien desglosó la otra cara de la historia cultural queretana. Pírricas designaciones, errores de gestión cultural, trámites que entorpecen la labor del artista y burocracia imponente, son algunos de los tópicos que destacó el también académico universitario.
Distinciones, señalamientos, referencias, correcciones... la mesa de Cultura tuvo de todo y casi nada culturalmente hablando. La cultura genérica e incluyente, aquella que no discrimina entre culturas populares y la alta cultura, por uso y costumbres burocráticos, no se hizo presente. Las referencias al pasado ubicaron al foro en un presente pesimista, pero la interrogativa del rumbo de la cultura no fue ni siquiera abordada. No se evocó a la cultura científica, política, educativa, artística (desde las premisas más clásicas y tradicionales hasta las propuestas contemporáneas) y multidisciplinaria. Anacronismo que beneficia al presente pero no enriquece al futuro. Salvo la voz de Arellano, le presencia de la cultura juvenil fue nula.
La mesa de periodismo, moderada por Flavio Lazos, congregó al empresario y periodista Andrés Estévez, al director del semanario católico El Observador, Jaime Septién, al periodista y académico, José Luis Álvarez Hidalgo, al periodista, Ramón Martínez de Velasco y al investigador y escritor Jorge Vargas Sánchez.
Martínez de Velasco declaró la existencia de contenido podrido en el periodismo local, actividad a la que –señaló- los oportunistas le llaman oficio. Denunció la existencia de una obstinación genérica mediática a repetir declaraciones.
Andrés Estévez destacó la ventaja que tienen los periodistas de influir en la conciencia social, ya que los medios fungen como puentes entre el acontecimiento y la sociedad. En contraste Álvarez Hidalgo aseguró que no existe periodismo en Querétaro, sólo campea el poder. Para el también artista escénico el periodismo local se ufana de establecer relaciones de poder entre el Estado y la Iglesia, esta última homologada como suprapoder fáctico.
La contribución de Jaime Septién giró en torno a una palabra, desde su punto de vista, esencial para el desarrollo del periodismo local: coherencia. Refirió que nunca se ha visto expuesto a la censura ni al linchamiento mediático por consignar constantemente un principio de coherencia entre lo que escribe y lo que le gusta escribir.
Jorge Vargas Sánchez retomó la ruta crítica iniciada por Martínez de Velasco. Destacó que el periodismo se distingue más que por una actividad profesional, por ser una dinámica burocrática de la información, emanada de la relación chocante entre el poder y los medios.
Similar a la mesa de cultura, la propuesta juvenil estuvo ausente, así como nombres de periodistas que estuvieron presentes en el proceso de transición, si bien incipiente y perfectible, concreto de la democracia queretana. No hubo fotoperiodismo, periodismo gráfico (caricatura) ni mucho menos periodismo de investigación. Tampoco hubo autoridades ni representantes de los poderes del Estado.
Reseñas con las mismas caras que, después de diez años, abren preguntas y dejan muchas dudas al viento. Tanto la cultura como el periodismo requieren de una conceptualización alterna y acorde a la realidad actual y para el futuro social del Estado. Perspectivas que se olvidaron de colocar en la comunidad estudiantil, universitaria y social la iniciativa para una reconfiguración incluyente y participativa. Necesitamos definir a la cultura y al periodismo sin adjetivos y con amplitud de inclusión, con vocación genérica, desde su primigenia función social. Una cultura para propiciar la libertad y un periodismo no como cuarto poder, sino como antipoder. Ya no por designio oficial sino por derecho inalienable, reconocido de facto por el simple hecho de ser ciudadanos, merecedores de más y mejor cultura, y de un periodismo libre y con visión democratizadora.
Desde los dignos esfuerzos editoriales donde participo (Tribuna, A Desalambrar, etc.), se extiende una felicitación y un exhorto a la comunidad académica y estudiantil, de la cual soy parte orgullosamente, para promover con ética, cultura y libertad una alternativa diferente de sociedad, más exigente y menos frívola, más dinámica y menos metódica, más culta y menos sedentaria, más libre, más universitaria, más de todos.

Tercer Festival Internacional de Danza, en voz de José Juan López Palacios

“Querétaro, como punto clave para el arte y la cultura en el país, ofrece por tercera ocasión un festival de esta naturaleza, el cual está cada vez más fortalecido”, señaló el bailarín y coreógrafo José Juan López Palacios, refiriéndose al Tercer Festival Internacional de Danza Querétaro 2007, que bajo su organización y el auspicio del Instituto Queretano de la Cultura y las Artes (IQCA), se llevó a cabo en las instalaciones del Cineteatro Rosalio Solano, de nuestra ciudad capital, del 13 al 18 de agosto.

El también director artístico y cofundador de la compañía de danza Terramorfos, puso en relieve la trascendencia de la tercera edición del Festival, donde no solamente se ofrecen funciones para todo público, sino talleres impartidos por profesionales de talla internacional: “los profesores locales tienen la oportunidad de colocarse a la vanguardia, si no puedes ir a Nueva York a tomar un curso, los traemos para que experimenten otras formas y expresiones del arte dancístico”.

Al lado de la bailarina María Luisa Fernández, cofundadora de Terramorfos, López Palacios se encargaron de la organización y de la sede para los talleres. Respecto a la importancia que esto implica señaló: “a nuestra ciudad llegan espectáculos como el que ofrece el Ballet Rojo de Moscú, pero los bailarines no tenemos para pagar estos eventos. El Festival se ofrece sin costo, nos interesa que la gente del arte y la cultura, sin importar su disciplina, tenga acceso a espectáculos que ofertan artistas de talla internacional”.

A decir de nuestro entrevistado, el Festival Internacional de Danza, a lo largo de sus tres ediciones, ha logrado conformar un prestigio importante en el país para la comunidad artística del nuestro estado, “viene gente de Monterrey, de Aguascalientes, de Veracruz, de Morelia, el que se acerquen otros estados para asistir al Festival es importante, causa una grata sensación”.

Aclara que el Festival, por su vinculación con la Red Nacional de Festivales “no está perdido, al estar en la agenda del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, del Instituto Nacional de las Bellas Artes, obtiene más impacto nacional”. Esto representa “un estímulo para los artistas, quienes al advertir movimiento dancístico importante en nuestro estado, se vinculan para participar con nosotros”, señaló.

Al ser cuestionado sobre los objetivos del Festival, el bailarín y coreógrafo citó: “sirve como enlace para los artistas queretanos e invitados, ofrece una plaza donde presentar su trabajo donde el artista queretano tiene contacto con otra forma de ver y ejecutar la danza. Al tener contacto con ejecutantes foráneos, se enriquece nuestro trabajo. A su vez los maestros que nos visitan dan cuenta de la calidad y del nivel dancístico queretano”.

No obstante, José Juan López admitió: “también se evidencian las carencias y los pocos espacios con que contamos, de las limitantes que encuentras para las alternativas coreográficas que se ofertan, así como las dificultades que enfrentamos para realizar el Festival”. Pero el trabajo, las presentaciones, los talleres, el montaje, el vestuario, la musicalización, la iluminación, los ensayos previos...todo constituye un esfuerzo que se traduce en un buen trabajo, destacó el artista.

A pesar del desarrollo urbano que coloca a Querétaro como uno de los estados más importantes por su exacerbado crecimiento, nuestro entrevistado reconoce que es muy difícil desarrollar eventos artísticos de las dimensiones del Festival Internacional de Danza “principalmente por que la iniciativa privada no cree en la cultura, y eso provoca que tengamos que estar dependiendo siempre de IQCA y de instituciones gubernamentales, con el mínimo de recursos”.

Sin embargo, reconoció que sin el auspicio del IQCA y demás instituciones culturales del estado “no hubiéramos podido llevar a cabo el Festival, por lo cual estamos muy agradecidos”. Además subrayó la importancia de tener un compromiso compartido: “a nosotros nos toca ofrecer un espectáculo artístico de calidad, si algo sale mal es nuestra responsabilidad, todo el peso cae sobre nosotros”.

Pocas veces el Cineteatro ha presentado tal afluencia de público, como la que manifestó el primer día del Festival, lo que en principio significó un logro, a decir de José Juan López. Sin embargo, “no hay personal técnico suficiente para los teatros; con el que se cuenta carece de una visión del oficio escénico; falta definir la responsabilidad que compartimos artistas y técnicos, pero son dificultades que se tiene que sortear”.

El Tercer Festival Internacional de Danza significa para nuestro entrevistado dos experiencias, con todo y sus complicaciones. La primera es que “nos hemos dado a conocer a nivel nacional e internacional tanto con la compañía, como en conjunto con el Festival, pero lo más importante es que en esta edición, los grupos de danza actuales han olvidado su complejos. Las nuevas generaciones tienen otra idea de ver la danza, ya no desde su perspectiva sino compartiendo enfoques”.

La segunda es “que la gente asiste a ver nuestro trabajo. Ver los teatros llenos siempre es una satisfacción, que lleva al artista a decir: bailo gratis, pero que venga la gente”, concluyó.

La realidad mistificada, o cómo perder el tiempo con estilo CMLL


En serio, ¿que se siente remedar a un luchador?, ¿qué sensaciones se experimentan al portar una máscara (física o metafísica) que complica la respiración y la visibilidad?, pero sobre todo ¿qué se siente someter con estilo, con tan glamourosa como inecesaria llave, a un oponente? No lo se. Ni siquiera me interesa averiguar. Pero, ciertamente, es muy divertido ver a unos chicos con muchos valor y nula vergüenza para intentarlo. De hecho, el número de místicos improvisados es mucho máyor del que imaginé, después de efectuar un censo por la por you too be. La apoteosis de la imagen, encarnada en una saeta celestial. Adrenalina de adolescente, que adolesce de coordinación motriz gruesa y psicomotricidad de preparatoriano, y la sangre hirviendo, borboteando ante el retador. La arena abre sus puertas, la lucha eterna entre el bien y el mal se reproduce hasta la eternidad. La reproducción del mito y la representación del pancrasio, donde la realidad y el sopor preparatoriano sucumben ante el desasogiego (seudo) grecorromano. Blasfemia deportiva, mientras el profesor de física fenece con las uñas clavadas al escritorio: Ley de la Inercia. Lucharán de dos a tres caídas, sin límite EN el tiempo, así, eternizados en la red, atravezando las fronteras de viento, mientras la imágen del gladiador se concilia con un grito secular: ¡Místico! Disfruten. No intenten esto en sus casas, es mejor en el patio escolar.


domingo, 5 de agosto de 2007

Los Simpsons, la película (y el puerco araña)


Fabulosa. Simplemente no puedes dejar de reirte. Confieso que algunas lagrimas rodaron por mis mejillas producto de las intrépidas puntadas de Homero. Después de dieciocho años de espera -Matt Groening afirma que fue por flojera- llega este largometraje de una hora y 35 minutos de duración, en medio de derroches tecnológicos (Transformers), rateros millonarios (Ahora son Trece), y magos adolescentes (Harry Potter y la testosterona inocultable). Sería un debate inútil compararla con los episodios, ya que el arduo desarrollo guionístico de la historia, dirigida por David Silverman, está claramente construido para ser montaje cinematográfico.
La población de Springfield, particularmente aquella que se distingue por tener una participación en la serie, aparece en su integridad, así sea con pequeñas líneas del guión, o meros fotogramas anecdóticos. Lo que más satisface es que los guionistas permitieron que los personajes guiaran la historia. De esta forma encontramos a un Homero más cínico e irreverente. Los otros miembros de la familia tendrán atribuciones contrastantes a comparación de su caracterización cotidiana en la serie. Cabe destacar tres momentos históricos que subvierten a la versión original (para delicia de las buenas conciencias de la sala ahogadas en un ¡Ay!): 1)Bart se muestra desnudo, al fin, al cien por ciento; 2)Homero pinta dedo, con las dos manos; 3)Hay un beso homosexual explícito, entre dos policias.
Lo mejor es la forma en que fueron construidas las bromas. Quizás sean del mismo corte, pero la forma de presentación es magnífica. Una de mis favoritas es la incursión paradójica del Puerco Araña (con todo y musicalización al español en un trabajo coral interesante). Destaca también la manera en que son presentados, los sketch no rebasan los veinte segundos entre uno y otro.
A propósito de la música, la batuta de Hans Zimmer le da un efecto evocativamente cinematográfico, creando una atmósfera más apropiada para el desarrollo de la película. A pesar de que algunas de las voces originales quedaron ausentes, la de Homero destaca por sobre los demás doblajes y es indudablemente undigno protagonista explotado contodo su potencial característico, incluso encima de Bart.
Personalmente me dejé llevar por el trailer. Nunca imaginé que la historia sería totalmente distinta a la que había previsto. Al igual que en los epidodios, donde la línea dramática es heterogeneo y multidireccional, en la película se respeta esta estructura. Insisto, no es un episodio grandote, es una incursión fílmica auténtica.
A pesar de algunos problemas nimios de continuidad, como la casa de los Simpsons que inicialmente es quemada por la plebe, aparece integra cuando es tragada por el arenero, la cinta es inteligente y divertida. Ideal para los que somos fans por la enorme cantidad de referencias simbólicas, pero también disfrutable para niños, quienes de plano les valió madre que la película fuese clasificación B.
El poder del discurso por sobre la apuesta al derroche de tecnología; un drama crítico, lúdico, efervescente y, sobre todo, testigo de la sociedad postmoderna; bromas ácidas de un presente paralelo; de la risa al escrutinio en una sola cinta. Sin duda hay mucho Simpsons para rato, y una subyacente amenaza de secuela hacia el final de la película. ¿Será?

El Tren de las Letras: destino Héctor Cabrera


El pasado viernes 2 de agosto, Héctor Cabrera presentó una breve compilación de textos a manera de lectura pública, en el marco del Tren de las Letras, donde se destacó la inevitable hermandad que existe entre el periodismo y la narrativa contemporánea. El escenario fue el lobby del Cineteatro Rosalío Solano ante un público en su mayoría joven, quienes fueron testigos de las recreaciones textuales de Cabrera.
“Dicen que el periodismo es un género menor”, subraya el también director de la Sociedad General de Escritores de México (Sogem) en Querétaro, “pero la literatura de ficción está íntimamente influenciada, como el caso de otros escritores y el mío en particular, en las historia que del periodismo germinan”. Destaca como ejemplo el esfuerzo del escritor colombiano Gabriel García Márquez quien, desde su más íntimo sentimiento periodístico, funda la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) para impulsar una forma distinta de narrar la realidad. Prueba de ellos son los concursos iberoamericanos de periodismo que organiza la FNPI, donde se encuentran historias escalofriantes, arguye Cabrera.
Referencia obligada para la creación literaria a partir de un hecho periodístico es A sangre fría del periodista estadounidense Truman Capote, de quien Héctor Cabrera destaca: “le importaba contar los hechos con forma diferente, manteniendo los datos fríos de la realidad periodística con los recursos narrativos de la ficción, así como el desarrollo de la historia misma. Capote desarrolló un arduo trabajo de investigación de seis años, convivió con la gente que conocía a las víctimas y a los célebres protagonistas de los asesinatos de Kansas, para poder formar su libro, a partir de una nota periodística del periódico The New York Times”.

En voz de su maquinista, Miguel Aguilar, “el Tren ya lleva alrededor de tres años con su recorrido; después de estar un tiempo en La Vieja Estación, los miércoles, ahora se presenta los jueves en la Galería Municipal”. Los vagones del Tren están conformados por un espectro heterogéneo de la literatura contemporánea. Su director refiere que el principal propósito “es dar a conocer la obra de los creadores locales, tanto narradores como poetas, en un intercambio simbólico para la conformación de una mejor sociedad, desde una visión metafórica de su realidad”. A continuación el relato corto de Héctor Cabrera llamado Julia, basado en la película Danzón:

Julia salió a la calle radiante y esplendorosa. Su vestido rojo se adaptaba con perfección a sus formas y jugaba alegre con todos los colores del cuerpo. La flor en su cabeza era el perfume ideal para la reunión esperada por quién sabe cuánto. Rubén regresaba después de muchas promesas y viajes pospuestos. Anhelaba su perfume a hombre, su virilidad, su sonrisa franca, juguetona. Miro el reloj y aceleró el paso. El barco no debía tardar. Sonrió al pensar en los danzones que bailarían en el viejo Tiboli tan cercano a ambos. Desde que él se fue no había bailado. Lo había hecho intencionalmente esperando ese momento que ahora estaba al alcance de sus manos. No reparó en los hombres que le lanzaron piropos y la comieron con los ojos. El silbido del barco sonó a lo lejos. Quiso correr, pero sus zapatillas, rojas también, protestaron de inmediato. Llegó al muelle donde los pasajeros desembarcaban, Cientos de mujeres y hombres desconocidos avanzaban y saludaban a familiares y amigos. Rubén no aparecía. Su corazón se aceleró ante la posibilidad de otro desengaño. Pronto, el muelle quedó desierto. Quería huir, desaparecer, pero la ira y la frustración la paralizaban. Fue cuando vio que dos hombres descendían muy lentamente por la rampa. Creyó reconocer al que guiaba la silla de ruedas pero no al que iba sentado en ella. Ahora lo entendía. Rubén había esperado hasta el final para ayudar al otro pobre hombre, al que le faltaban las piernas, a descender. Siempre pensando en los demás. Corrió a sus brazos, pero cuando estuvo a su alcance comprendió su error. El hombre que guiaba la silla era Marcos, el hermano de Rubén, que la miró sin querer hacerlo. Su corazón se detuvo. Rubén sentado en la silla no sonreía ni olía bonito. Sintió como se marchitaba la flor en su cabeza. Pronto el Tiboli desapareció y el vestido rojo se perdió en los laberintos del guardarropa.

Entrevista con José Manuel Alcántara

El guitarrista capitalino José Manuel Alcántara presentará un mosaico de partituras contemporáneas a duo con el flautista Salvador Torre, el próximo 7 de agosto a las 8:30 en el Museo de la Ciudad, evento auspiciado por el Instituto Queretano de la Cultura y las Artes, donde se podrán escuchar un programa con interesantes tendencias contemporáneas con obras de Toru Takemitsu, Rogelio Sosa, Hebert Vazquez, del mismo Salvador Torre, Ignacio Baca y Juan José Bárcena.

Alcántara reconoce que “es el primer concierto de música contemporánea a duo que presento”, pero además “es la primera vez que tocaremos juntos Salvador y yo en programa de dúo, lo cual es un gran placer. Consecuentemente, con este concierto se inicia una etapa de conciertos con la fórmula Alcántara-Torre.

Cinco años viviendo en Europa a través de Ámsterdam, Barcelona, Córdoba, proyectos con músicos de ciudades como Estonia, Nueva Zelanda, Bélgica, nuestro entrevistado señala que el estado del arte guitarrístico nacional y local “está lleno de contrastes; hay mucha gente muy interesante, algunos están saliendo, otros están aquí haciendo labor y hay quienes tienen sus carreras paradas por falta de trabajo”.

Entrevistado vía electrónica, José Manuel Alcántara expresa que en Querétaro “todavía hace falta que pueda nacer la guitarra como un verdadero oficio dentro del mundo de la música clásica. Hasta que no se reconozca a Querétaro desde afuera como un espacio donde se toque bien la guitarra, no se habrá pasado un limite que es muy necesario romper”. Para conseguirlo –agregó- “No se trata de decir lo que uno quiera de uno mismo, se trata de estar en la confrontación. Claro para esto primero hay que trabajar y lograr tener un nivel que te permita el reconocimiento del medio nacional. No se trata de fingir se trata de lograr”.

En torno a las diferencias entre la actividad guitarrística nacional respecto a la internacional declaró: “la diferencia es fundamentalmente estructural, tiene que ver con un plan de educación, dependiendo de los países. Existen puntos ciegos en donde hay cosas que no están funcionando y que cuando alguien quiere avanzar se tienen que detectar inmediatamente, otra manera se pierde mucho tiempo”.

Los nombres de Alfredo “el Güero Gil”, Marco Anguiano, Gonzalo Salazar, David Roussell y muchos otros aparecen en el listado de maestros de Alcántara, quien –según afirma- se encuentra en una etapa de síntesis en su carrera como guitarrista profesional. “Desde la primera vez que toqué una guitarra hasta hoy he experimentado muchos capítulos: la música popular, mis maestros, el trabajo conjunto con otros músicos, proyectos, mi residencia de cinco años en Europa. Me encuentro en un momento de mucha introspección y reflexión, en donde trato de entender lo más posible lo que quiero, lo que siento y simplemente trato de hacerlo”.

De las actividades que ha llevado a cabo en la ciudad destaca la Semana de la Guitarra Renán Cárdenas, “que consistió cinco conciertos; un primer recital completo de un exalumno Daniel de la Vega, dos conciertos colectivos de lo que se llamó Movimiento Guitarrístico Queretano, un invitado y yo”.

Deslindado socialmente del medio artístico, como él mismo se define, por el sufrimiento que esto implica, José Manuel Alcántara nos habla de sus siguientes presentaciones: “el 25 de agosto ofreceré un concierto en el Museo Regional en donde presentaré una colección de piezas de grandes improvisadores; a finales del presente mes con la compañía de teatro El Farfullero, bajo la dirección de Mauricio García Lozano, presentaremos el proyecto Unos Cuantos Piquetitos en el Festival de Música y Escena en el Centro Cultural Universitario y posiblemente en Querétaro, en el mes de septiembre”.

A pesar de no haber sido invitado a participar en el XI Festival Internacional de Guitarra Querétaro 2007, el graduado del Conservatorio Nacional de Música de la Ciudad de México desarrolla proyectos de composición de obras para guitarra de manera constante. Por ejemplo: “me encuentro trabajando al lado del clarinetista Fernando Domínguez, generando un repertorio propio y que esperamos presentar a finales de este año, así como una gira por la Sierra Gorda en donde propongo un curso-laboratorio de improvisación”.

Al ser cuestionado sobre las implicaciones que tiene el arte guitarrístico con la sociedad y la cultura contemporánea, José Manuel Alcántara señaló: “Creo que la guitarra tiene que decirle mucho a la sociedad, creo que se le debe mucho al publico. Tenemos que considerar que para cualquiera de nosotros vernos representados en un escenario desde cualquier tipo de expresión artística es una oportunidad simbólica de reflexionar sobre nosotros mismos”.

- ¿Te consideras un músico clásico o contemporáneo?

- Contemporáneo, comprometido con la realidad y no con lo que debería
ser la realidad.

sábado, 4 de agosto de 2007

En tonalidad de New York mayor



Tantas son las cosas que inspira New York City. Uno de los terrenos más prolíficos es la música: un importante número de autores y compositores se han empeñado afanosamente en rendirle un tributo musical a la ciudad de la zona zero. No con el mismo afan, el siguiente es un humilde ejercicio lúdico-musical para comprender el panorama ético y estético que inspira NY, y ¿y por qué no? adecuar un repertorio para una eventual visita. Como se puede inferir las lista es demasiado versatil, y sin embargo la mayoría de ellas, guardando sus proporciones, tienen un significado indispensable para la carrera musical de los intérpretes y compositores aquí citados o simplemente quieren llevar agua a su molino utilizando NY como referente semiótico. Dejo un indicio de lista de manera abierta -no está en orden de importancia- para contribuciones futuras. El único requisito es que el leimotiv sea New York City. Vale¡

1. New York, New York (por si una no es suficiente) de Frank "Blue eyes" Sinatra. Ya incluye la ecléctica y etílica versión en español de José José (Cascada de luz...)
2. New York State of Mind, de afamado Billy "Sugar daddy" Joel. Muy buena.
3. No hay marcha en Nueva York, de las pocas de develan la otra NY, de Mecano.
4. NYC, evocadora y profunda pieza de Interpol.
5. New York City Boy, de los Pet Shop Boys, para los nostálgicos noventa.
6. Englishman in New York, de Sting, ¡oro puro!
7. Lluvia en Nueva York de Amanda Miguel (¿?)
8. New York City Music, dance jam de Bob Sinclair
9. Luces de Nueva York, o la Historia de una cabaretera que tenía alas de mariposa equivocada, de la Sonora Santanera. Salud.
10. Boy from New York City, de The Manhattan Transfer.
Continuará...

viernes, 3 de agosto de 2007

Transbordador ruta 69

"¡Cómo no va a tener cambio?" pensó. Comenzaba otro miércoles. Recuerda que hace algunos años no había tantos coches. Ahora hay demasiados; tantos autos y él en camión. Record, Record, Record... "¿Cuánto gana un futbolista?", "Gana viejas, pendejo". Se llamaba Capiro, así nomás, sin apellidos. En su vida ya había disparado una pistola, sabía matar un puerco para hacer carnitas y había votado por Madrazo. Su padre lo acompañaba a donde quiera que iba, a pesar de llevar quince años de muerto. Se sabía muchas leyendas de fantasmas, mismas que compartía en noches de viernes con sus tres hijos. También se sabía toda la alineación de la selección nacional, la tabla porcentual de los equipos que estaban en peligro de descender y lo que había cobrado el Nery por irse pa' Europa.
Record, Record, Record... pasaban minutos traducidos en horas antes de perder la concentración en su lectura. /Ya llegamos, bájate/Ahí fue donde operaron a mi tío Juan/¿Bueno? ¿Qué pasó?/ Ya despiertate, Miguel, ya vamos a llegar/ Ya llegamos, bájate/ Y vámonos con esta bonita canción para mis amigas del Salitre.
Solamente le quedaban doscientos pesos libres para terminar la semana. Considerando que era miércoles, apenas le iba alcanzar para acabalar la quincena. Capiro hizo un gesto de enfado cuando definitivamente tuvo que constestar su celular: "¿Qué pasó?... aquí en el Seguro... no, ya no me alcanzó... sale... pero no te vayas a ir... pérame... sí, yo también te quiero ver".
Ese mismo día, pero a las once de la noche, Capiro olvidó el Record en un cuarto del motel Vegas. Su esposa tuvo que llamarle a un vecino para que le ayudara a matar una rata que se le había metido a su casa; Esteban, el hijo más pequeño de Capiro, se había convencido de que quería ser luchador; Jorge, el mediano, cumpliría quince años dentro de ocho días; Mario, el mayor, había conseguido trabajo de chofer de taxibus; el Nery se fue a Ucrania por no menos de 2.5 millones de dólares anuales; Don Julio, el padre de Capiro, hubiese preferido no haber llorado como todas las noches para no prolongar más su muerte, pero no lo pudo evitar. Cuando hubo terminado, Capiro estaba hecho un demonio. Se le había pasado el último camión ruta 69. escuchó un susurro, más parecido a un gemido, detrás de él. No se asustó. Se fue a su casa caminando.

¿Cuánto traes, cabrón?



"No puedo llevarte hasta dentro porque tengo que entregar". No tenía opción. Bajé del taxi, no con buena manera, después de pagar 35 pesos a un chofer imberbe y parco. Estaba a cinco cuadras de mi casa. Las doce y media de la noche y algunos resabios de masa peatonaban entre las calles vacías. Aún no pasaba el camión recolector de basura. "¡Qué culero es el duranguense!", pensé respecto a la música del taxi.
La esquina que forman las calles de Ingenieros y Avenida Cimatario está custodiada por un templo católico, "Parroquía del Misterio de Pentecostés", estructura de concreto y madera prematuramente en vías de descomposición, circundada por malla ciclónica. De noche parece más el ala poniente de un penal de máxima seguridad. Si no fuera por la cruz.
Manchas de grasa, papeles de tacos, bolsitas de gelatina. La acera del lado poniente coleccionaba las primeras reliquias. "Mañana tenía unas notas por entregar, pero no podía darme el lujo de desvelarme otra vez frente al monitor", pensaba mientras caminaba a casa.
Alguien me dijo que la ciudad se mantenía segura a causa de pagar un precio facistoide y represor. Si bien algunos tenían que ser sacrificados, bien valía la pena "madrear" a unos para proteger y condicionar a los demás. Mensaje cínico, claro y contundente, con carácter instituticional de la seguridad pública contemporánea.
"¡Párate cabrón". Una patrulla ciega, sin luces, que circulaba sobre el otro carril, de la acera de la derecha, eructó ese grito garraspeado. Lo ignoré. Siete pasos. La patrulla ya estaba en frente de mi. Observé que había quedado mal estacionada. Dos oficiales de contrastante apariencia -uno alto, viejo, blanco, pelo cano y delgado; el otro bajo de estatura, moreno, pelo encrispado y chicle. "¿Cuánto traes, cabrón?", me increparon. No supe qué decir. Estaba pensando en darles cincuenta pesos que estaban destinados para comprar revistas. Sentí un dolor muy agudo, de judo policial, en mi brazo derecho. La mano del oficial moreno estaba destrozando mi articulación. Mi cara sentía el frío de la malla ciclónica del templo. Las luces de la calle estaban apagadas. Un perro ladraba como a cien metros de donde estábamos.
Mi billetera se atoró de milagro con los botones del bolsillo trasero; me hubiese dolido más perder las tarjetas y credenciales que los ciento cincuenta pesos. Mi mochila cayó al piso después de que me empujaron contra la malla ciclónica. ¿Fueron dos o tres minutos? La patrulla arrancó con un chirrido de llantas. "¡Cuídate, putito!" El bosillo derecho aún contenía las monedas que me dio de cambio el taxista. Pero el izquierdo no portaba más el celular Motorola C261 de $890 que había adquirido hace un año en el Oxxo que está enfrente del templo, cruzando Avenida Cimatario.
Se me secó la boca. Sentí como si sudara mierda y cagara sangre. Ahora yo había pagado mi cuota de seguridad ciudadana. Respiré. Me habían visitado los delegados municipales para invitarme a hacer mi depósito. Ahora, con mi contribución, la ciudad va a estar más segura, pensé. A veinte metros venían caminando dos pandilleros de Los Memos, banda anacrónica punketa de la colonia. Más que miedo sentí un sentimiento fraternal con solo verlos. A ellos les ladraba aquel perro dos o tres minutos antes.
"Fotografía: "Coincidencias", Enrique Servín. De la serie "Árboles Humanos".

jueves, 2 de agosto de 2007

Music in the mood



Los estados de ánimos determinan, para bien o para mal, el tipo de música que queremos escuchar. Si bien a un nivel de delectación podemos utilizar la música como mero impulsor de nuestras actividades, como evocación de recuerdos, para construir nuestro propio soudtrack o simplemente como mero y llano entretenimiento; ahora también podemos ajustarla a nuestro humor, es decir, a nuestra propia tonalidad. Puedes acercarte a una plataforma interesante que sin duda determinará desde nuestra manera de escoger nuestra música predilecta, hasta los sistemas de reproducción de audio, en el sentido de la personalización total. Interesante.