jueves, 31 de mayo de 2007
La violencia como sucedáneo del sentido común.
Es curiosa la manera en la que se reciben los últimos actos delictivos en nuestra ciudad postbarroca. Querétaro y su gente siguen obstinados en tratar al incremento de la violencia como hechos aislados que "perturban la paz y el orden de un estado tranquilo". Una bomba de tiempo oculta destrás de cabezas periodíticas efímeras con olor a intereses privados: "Es Querétaro paraiso para inversionistas"que solamente contribuyen a la construcción de maniqueismos que no hacen más que potenciar la violencia latente y pujante. No festejo con este comentario el crecimiento de la violencia ni funjo como apologista del delito para celebrar el fracaso de la prevención del delito, pero trato de esbozar un comentario realista que trata de coadyuvar una dimensión seria al fenómeno de la violencia.
El secretario municipal de seguridad pública, Amadeo Valladares teje un remedo de Guernica, pase de lista y gritos, regaños, amenzas y causales de impunidad. Para el secretario no importa la prevención del delito ni mucho menos fomentar la convivencia social por medio del estado de derecho y el marco jurídico. La ley no existe. Para las corporaciones policíacas es intrascedente que se conozca la ley y los límites del inevitable uso de la fuerza con el uso instrumental y exacerbado de la violencia. El arma perfecta, pues, es la violencia. A propósito, se recuerda una cinta de 1991, de bajo presupuesto y actuaciones nulas, que pretendía seguir los pasos de insípidos fracasos cinematográficos: El arma perfecta. ¿Para qué contratar consultores en seguridad pública, manejo de crisis, legislación y criminología, derechos humanos y prevención del delito, entre muchos, si podemos contratar al arma perfecta? Jeff Speakman, otrora protagonista de la película dirigida en ese entonces por Mark Disalle (también dirigió Kickboxer 1 y 2) y gran amigo de Valladares fue el encargado de impartir un curso de violencia instrumental a los cadetes aspirantes a ocupar un lugar en las corporaciones policíacas municipales y estatales. ¿Qué relación existe entre la contratación de un ex-actor con garantizar la construcción de un Querétaro seguro? El estado de derecho, la procuración de justicia, la prevención del delito y la importancia de la educación quedan relegadas a técnicas para lastimar presuntos sospechosos. La violencia se combate conmás violencia, solo que tecnificada. Seguramente que las sorpresas no acabarán allí, ya que la renuencia del candidato gubernamental Manuel González Valle por mantener a un sistemático apologista de la violencia le apuesta a la crispación en lugar de la educación y la promoción de prospectos de desarrollo social y de garantías individuales. No son procesos de inadaptación ni fenómenos sociales, los delincuentes son los malos de la película a quienes hay que exterminar a como de lugar; "una sociedad justa, sana y feliz" está de por medio.
lunes, 28 de mayo de 2007
Dos escritores secretos de Alejandro Toledo.
Alejandro Toledo presentó aquí en Querétaro, el pasado jueves 24 de mayo, su más reciente trabajo editorial Dos escritores secretos, una compilación compuesta de trece ensayos sobre los escritores mexicanos Efrén Hernández y Francisco Tario, del Fondo Editorial Tierra Adentro, en un café frente al Museo de la Ciudad en la Calle de Guerrero. Una presentación que devino en charla y a la que solamente asistimos no más de seis personas; eramos los que estábamos, pero estábamos los que teníamos que estar.
Enfático, Toledo afirmó que Dos escritores secretos no pretende “crear monumentos a Efrén Hernández ni a Francisco Tario, sino que la obra de estos escritores secretos y raros encuentre lectores que los quieran explorar, que se sientan atraídos por una literatura diferente y particular emanada en nuestra nación”. Esta ambición constituye para el autor un buen riesgo: “se trata de que las obras de Hernández y Tario sean necesariamente leídas”.
Dicha presentación consistió en la reflexión en torno a los textos que se ofrecen dentro de la compilación de Dos escritores secretos, donde a decir del compilador “se puede apreciar incluso el carácter extraño y raro de los dos escritores mexicanos”. Para Toledo, se trata sobre todo de “compartir descubrimiento de dos escritores mexicanos que han sido poco valorados en el espectro literario nacional y que sus obras circulen; no busco que se les rindan homenajes oficiales sino que sepamos que existen”.
Una presentación de libro que devino en charla entre el autor y los asistentes, fue el marco para un debate sobre las aportaciones literarias de Hernández y Tario, pero también para el descubrimiento de similitudes y divergencias entre los dos escritores mexicanos a los cuales están dirigidos los textos elaborados por trece ensayistas jóvenes de distintas latitudes de la república.
Toledo destacó la principal característica que define a los escritores raros, de la misma categoría de Hernández y Tario: su escasa producción literaria que, sin embargo, delata su genialidad. Y puso de ejemplo a Juan Rulfo, “quien con solo dos libros desistió de ser una figura intelectual permanente; quizás en caso contrario habría escrito solamente libros malos”.
Los ensayos reunidos en Dos escritores secretos tienen un doble objetivo: fomentar el estudio del estado del arte de la literatura nacional y fomentar la producción literaria ensayística de escritores jóvenes mexicanos. “Se trató de extender una invitación a compartir puntos de vista sobre los diferentes enfoques creativos que ofrecen Hernández y Tario. Los ensayistas se mostraron agraciados de dicha invitación y respondieron con un buen trabajo que ahora el lector tiene en sus manos”, refirió Toledo.
Reconoce que al plantear la creación de la compilación a los ensayistas jóvenes “fue muy bien recibida la propuesta. A los que contribuyeron con la obra les gustó haber tenido un contacto literario con Efrén Hernández y Francisco Tario”. Pero además, por la forma en que se conformó la compilación, el autor destacó dos funciones que desarrolló dicho proyecto: “por un lado el que los escritores tengan conocimiento de las sociedades literarias que se reúnen en torno a un autor. Por otro, el que los jóvenes ensayistas descubran que muchas veces los escritores menos conocidos son los más interesantes”.
Lejos de la mecánica que supone una presentación de libro, esta presentación desistió de contar con panel, moderador y un gran foro, para convertirse en un diálogo entre autor y asistentes, construido a partir del libro. Para Toledo en esta presentación la forma fue fondo: “los mismos Hernández y Tario promueven ser leídos por públicos muy selectos, que aspiren a tener una experiencia literaria diferente y que no necesariamente se cuenten por cientos, no tratamos de que se lectura sea masiva sino adecuada”.
Autor de James Joyce y sus alrededores (2005), Alejandro Toledo declara que “para la mayoría de los críticos literarios le cuesta mucho entender los trabajos de escritores raros, como en el caso de Hernández y Tario. Frecuentemente este tipo de escritores son tachados de escritores menores, dado que no se adaptan a loas formas literarias típicas como la novela, la poesía y el relato, sino todo lo contrario”.
Sobre los perfiles de los Dos escritores secretos el autor destaca que: “los escritores raros presentan generalmente una rareza en su escritura pero también en su personalidad y figura pública. Efrén Hernández era muy carismático, amable y simpático, incluso contaba con un círculo de seguidores, a pesar de su escritura transgresora; en contraste Francisco Tario siempre se mantuvo distante de todo contacto público, no presentó ningún libro ni otorgó ninguna entrevista”.
Los criterios que utilizó Alejandro Toledo para la selección de los ensayos no constituyeron un trabajo de selección estricto. “A partir de la invitación a los ensayistas los textos fueron surgiendo y como me llegaban fueron incluidos, no hubo una selección de material”. No obstante destacó que “traté de que no se repitiera la temática de los textos, algunos escribieron sobre poesía, otros sobre narrativa y algunos otros sobre los aforismos de Hernández”.
A partir de la lectura de los ensayos se advierte en primer lugar un interesante valor pedagógico para el estudio y análisis literario, según la interpretación de los textos que cada ensayista aporta. Alejandro Toledo no soslaya la posibilidad de que los mismos ensayos reunidos en Dos escritores secretos constituyan una contribución importante para el estudio de la literatura nacional desconocida o infravalorada: “creo que cayó bien a los ensayistas una interpretación particular de Hernández y Tario, constituye una forma de revelar alternativas creativas ante los modelos literarios impuestos a partir de la escritura misma, pero el mayor beneficiado es el lector quien tendrá la oportunidad de acercarse a la obra de dos genios de la literatura poco valorados”, concluyó.
Enfático, Toledo afirmó que Dos escritores secretos no pretende “crear monumentos a Efrén Hernández ni a Francisco Tario, sino que la obra de estos escritores secretos y raros encuentre lectores que los quieran explorar, que se sientan atraídos por una literatura diferente y particular emanada en nuestra nación”. Esta ambición constituye para el autor un buen riesgo: “se trata de que las obras de Hernández y Tario sean necesariamente leídas”.
Dicha presentación consistió en la reflexión en torno a los textos que se ofrecen dentro de la compilación de Dos escritores secretos, donde a decir del compilador “se puede apreciar incluso el carácter extraño y raro de los dos escritores mexicanos”. Para Toledo, se trata sobre todo de “compartir descubrimiento de dos escritores mexicanos que han sido poco valorados en el espectro literario nacional y que sus obras circulen; no busco que se les rindan homenajes oficiales sino que sepamos que existen”.
Una presentación de libro que devino en charla entre el autor y los asistentes, fue el marco para un debate sobre las aportaciones literarias de Hernández y Tario, pero también para el descubrimiento de similitudes y divergencias entre los dos escritores mexicanos a los cuales están dirigidos los textos elaborados por trece ensayistas jóvenes de distintas latitudes de la república.
Toledo destacó la principal característica que define a los escritores raros, de la misma categoría de Hernández y Tario: su escasa producción literaria que, sin embargo, delata su genialidad. Y puso de ejemplo a Juan Rulfo, “quien con solo dos libros desistió de ser una figura intelectual permanente; quizás en caso contrario habría escrito solamente libros malos”.
Los ensayos reunidos en Dos escritores secretos tienen un doble objetivo: fomentar el estudio del estado del arte de la literatura nacional y fomentar la producción literaria ensayística de escritores jóvenes mexicanos. “Se trató de extender una invitación a compartir puntos de vista sobre los diferentes enfoques creativos que ofrecen Hernández y Tario. Los ensayistas se mostraron agraciados de dicha invitación y respondieron con un buen trabajo que ahora el lector tiene en sus manos”, refirió Toledo.
Reconoce que al plantear la creación de la compilación a los ensayistas jóvenes “fue muy bien recibida la propuesta. A los que contribuyeron con la obra les gustó haber tenido un contacto literario con Efrén Hernández y Francisco Tario”. Pero además, por la forma en que se conformó la compilación, el autor destacó dos funciones que desarrolló dicho proyecto: “por un lado el que los escritores tengan conocimiento de las sociedades literarias que se reúnen en torno a un autor. Por otro, el que los jóvenes ensayistas descubran que muchas veces los escritores menos conocidos son los más interesantes”.
Lejos de la mecánica que supone una presentación de libro, esta presentación desistió de contar con panel, moderador y un gran foro, para convertirse en un diálogo entre autor y asistentes, construido a partir del libro. Para Toledo en esta presentación la forma fue fondo: “los mismos Hernández y Tario promueven ser leídos por públicos muy selectos, que aspiren a tener una experiencia literaria diferente y que no necesariamente se cuenten por cientos, no tratamos de que se lectura sea masiva sino adecuada”.
Autor de James Joyce y sus alrededores (2005), Alejandro Toledo declara que “para la mayoría de los críticos literarios le cuesta mucho entender los trabajos de escritores raros, como en el caso de Hernández y Tario. Frecuentemente este tipo de escritores son tachados de escritores menores, dado que no se adaptan a loas formas literarias típicas como la novela, la poesía y el relato, sino todo lo contrario”.
Sobre los perfiles de los Dos escritores secretos el autor destaca que: “los escritores raros presentan generalmente una rareza en su escritura pero también en su personalidad y figura pública. Efrén Hernández era muy carismático, amable y simpático, incluso contaba con un círculo de seguidores, a pesar de su escritura transgresora; en contraste Francisco Tario siempre se mantuvo distante de todo contacto público, no presentó ningún libro ni otorgó ninguna entrevista”.
Los criterios que utilizó Alejandro Toledo para la selección de los ensayos no constituyeron un trabajo de selección estricto. “A partir de la invitación a los ensayistas los textos fueron surgiendo y como me llegaban fueron incluidos, no hubo una selección de material”. No obstante destacó que “traté de que no se repitiera la temática de los textos, algunos escribieron sobre poesía, otros sobre narrativa y algunos otros sobre los aforismos de Hernández”.
A partir de la lectura de los ensayos se advierte en primer lugar un interesante valor pedagógico para el estudio y análisis literario, según la interpretación de los textos que cada ensayista aporta. Alejandro Toledo no soslaya la posibilidad de que los mismos ensayos reunidos en Dos escritores secretos constituyan una contribución importante para el estudio de la literatura nacional desconocida o infravalorada: “creo que cayó bien a los ensayistas una interpretación particular de Hernández y Tario, constituye una forma de revelar alternativas creativas ante los modelos literarios impuestos a partir de la escritura misma, pero el mayor beneficiado es el lector quien tendrá la oportunidad de acercarse a la obra de dos genios de la literatura poco valorados”, concluyó.
No hay guitarra griega, ni mexicana: Costas Cotsiolis
Para Costas Cotsiolis, guitarrista virtuoso griego, “no hay guitarra griega, no hay guitarra mexicana, no hay guitarra japonesa…no hay nada nacional; hay diversidad de estilos, guitarristas de diferentes países, pero yo creo que hay una escuela internacional compuesta por diferentes influencias por las experiencias de los profesores”, dijo en entrevista previa al concierto que ofreció aquel viernes 20 de abril en el Teatro de la República dentro del XI Encuentro Nacional y IV Internacional de Guitarra Querétaro 2007.
Revela que su predilección por la guitarra y su formación musical no comenzó de manera directa a pesar de que fue a muy temprana edad: “realicé paralelamente estudios de economía política; el estudio de la música no lo inicié para trabajar como músico, sino para entender la música y la cultura en general”.
Dentro de su formación musical, la cual comenzó desde los seis años, Cotsiolis ha desarrollado un trabajo intenso en la exploración de la guitarra, pero asegura que el trabajo constante lo llevó a logros muy tempranos: “toqué con la Orquesta Sinfónica de Grecia a los quince años de edad el Concierto de Aranjuez de Rodrigo”.
Resalta la importancia de los festivales y encuentros de guitarra, “ya que son la base para comenzar efectivamente una proyección internacional; allí inicia un importante trabajo de compartir y escuchar a otros artistas, directores, orquestas y estilos musicales”. El primer encuentro donde participó fue en Hungría en 1977, “donde se encontraron cerca de quinientos guitarristas del mundo occidental y oriental. Gracias a ello conseguí más invitaciones de muchos países para actuar en otros festivales, y fue así como pude rebasar las fronteras de mi país”.
A propósito de la nacionalidad de un estilo en la ejecución de la guitarra, insiste en que no hay una escuela nacional por excelencia que tenga distinciones relevantes: “un buen guitarrista griego toca lo mismo que un buen guitarrista español o mexicano. Hay música nacional, pero escuela de guitarra por excelencia no. Por ejemplo, hay alemanes que tocan muy bien obras de Manuel M. Ponce”.
Costas Cotsiolis considera que vivimos en tiempos de una “globalización musical” a favor del arte guitarrístico, donde “con un clic tenemos acceso a infinidad de música de otras países que antes era imposible de imaginar”, siempre con una finalidad de compartir y conocer música nacional para guitarra de otros países.
Desde 1978 dirige el festival internacional de guitarra de su país, que está a punto de cumplir su trigésima edición. Este es un movimiento interesante para el arte guitarrístico griego ya que “es como una cocina donde se han cocinado los guitarristas griegos con información musical desde América Latina hasta Australia”. Así, la personalidad del guitarrista se formará primero por la información musical con la que cuenta y después con el carácter de cada artista.
Y resume lo que en su opinión son los elementos necesarios para estructurar a un artista: “antes que músico, debemos poner atención en la persona. La persona y el carácter, aunado a la información musical, formará la personalidad del artista”.
Respecto a la influencia de uno de los compositores griegos más importantes del siglo veinte en la música para guitarra se le pregunta:
-¿Qué significa para usted el nombre de Mikis Theodorakis?
-Primero amigo. Más que músico su personalidad influyó en la política griega a partir de su visión crítica. Después maestro, imprescindible para la música contemporánea del siglo veinte.
A propósito de la crítica y de su experiencia en la docencia, se le cuestiona respecto a la situación de la educación musical en la actualidad. “Estamos viviendo una globalización en todos los sentidos. Si alguien quiere seguir vivo en este mundo, lo primordial es proteger la personalidad y el carácter, ya que así tendrá la oportunidad de elegir la información”. Agrega con propiedad un aforismo platónico “los hijos que crecen en una familia no crecen para la vida social, sino con egoísmo y competencia. Por el contrario, la vida social no necesita gente con esos sentimientos”. Por tanto, la educación es el primer paso para un desarrollo personal efectivo lejano a sentimientos de egoísmo y competencia.
-¿Qué se siente ser uno de los mejores guitarristas del mundo?
- Nada, absolutamente nada. A mi no me importa si dicen que soy uno de los mejores o el mejor. Lo importante es mejorar cada momento el trabajo que tú haces, eso ayuda para llegar a un nivel que la gente lo acepte como alto nivel…y después vivir de eso, como todas las personas que realizan un trabajo.
-¿Quiénes son los compositores que más le gusta interpretar?
-Para los guitarristas el siglo veinte es el siglo de la guitarra. Me interesa por lo tanto la música contemporánea, no a un nivel tecnicista, sino más a un nivel de musicalidad. Está Ponce, Ginastera, Theodorakis, Brouwer.
-¿Qué tipo de guitarrista se considera usted?
- Un guitarrista clásico, que involucra un trabajo importante en el sonido, la técnica, opinión e información musical, o sea, un guitarrista completo a partir del trabajo que hago, pero corriendo siempre atrás de la perfección.
-¿Cómo define usted mismo a Costas Cotsiolis?
- Una persona que hace lo que le gusta desde hace muchos años, que vive feliz con eso, que no toma obligaciones más allá de lo que puede hacer…eso me hace dormir tranquilamente desde hace mucho tiempo.
Revela que su predilección por la guitarra y su formación musical no comenzó de manera directa a pesar de que fue a muy temprana edad: “realicé paralelamente estudios de economía política; el estudio de la música no lo inicié para trabajar como músico, sino para entender la música y la cultura en general”.
Dentro de su formación musical, la cual comenzó desde los seis años, Cotsiolis ha desarrollado un trabajo intenso en la exploración de la guitarra, pero asegura que el trabajo constante lo llevó a logros muy tempranos: “toqué con la Orquesta Sinfónica de Grecia a los quince años de edad el Concierto de Aranjuez de Rodrigo”.
Resalta la importancia de los festivales y encuentros de guitarra, “ya que son la base para comenzar efectivamente una proyección internacional; allí inicia un importante trabajo de compartir y escuchar a otros artistas, directores, orquestas y estilos musicales”. El primer encuentro donde participó fue en Hungría en 1977, “donde se encontraron cerca de quinientos guitarristas del mundo occidental y oriental. Gracias a ello conseguí más invitaciones de muchos países para actuar en otros festivales, y fue así como pude rebasar las fronteras de mi país”.
A propósito de la nacionalidad de un estilo en la ejecución de la guitarra, insiste en que no hay una escuela nacional por excelencia que tenga distinciones relevantes: “un buen guitarrista griego toca lo mismo que un buen guitarrista español o mexicano. Hay música nacional, pero escuela de guitarra por excelencia no. Por ejemplo, hay alemanes que tocan muy bien obras de Manuel M. Ponce”.
Costas Cotsiolis considera que vivimos en tiempos de una “globalización musical” a favor del arte guitarrístico, donde “con un clic tenemos acceso a infinidad de música de otras países que antes era imposible de imaginar”, siempre con una finalidad de compartir y conocer música nacional para guitarra de otros países.
Desde 1978 dirige el festival internacional de guitarra de su país, que está a punto de cumplir su trigésima edición. Este es un movimiento interesante para el arte guitarrístico griego ya que “es como una cocina donde se han cocinado los guitarristas griegos con información musical desde América Latina hasta Australia”. Así, la personalidad del guitarrista se formará primero por la información musical con la que cuenta y después con el carácter de cada artista.
Y resume lo que en su opinión son los elementos necesarios para estructurar a un artista: “antes que músico, debemos poner atención en la persona. La persona y el carácter, aunado a la información musical, formará la personalidad del artista”.
Respecto a la influencia de uno de los compositores griegos más importantes del siglo veinte en la música para guitarra se le pregunta:
-¿Qué significa para usted el nombre de Mikis Theodorakis?
-Primero amigo. Más que músico su personalidad influyó en la política griega a partir de su visión crítica. Después maestro, imprescindible para la música contemporánea del siglo veinte.
A propósito de la crítica y de su experiencia en la docencia, se le cuestiona respecto a la situación de la educación musical en la actualidad. “Estamos viviendo una globalización en todos los sentidos. Si alguien quiere seguir vivo en este mundo, lo primordial es proteger la personalidad y el carácter, ya que así tendrá la oportunidad de elegir la información”. Agrega con propiedad un aforismo platónico “los hijos que crecen en una familia no crecen para la vida social, sino con egoísmo y competencia. Por el contrario, la vida social no necesita gente con esos sentimientos”. Por tanto, la educación es el primer paso para un desarrollo personal efectivo lejano a sentimientos de egoísmo y competencia.
-¿Qué se siente ser uno de los mejores guitarristas del mundo?
- Nada, absolutamente nada. A mi no me importa si dicen que soy uno de los mejores o el mejor. Lo importante es mejorar cada momento el trabajo que tú haces, eso ayuda para llegar a un nivel que la gente lo acepte como alto nivel…y después vivir de eso, como todas las personas que realizan un trabajo.
-¿Quiénes son los compositores que más le gusta interpretar?
-Para los guitarristas el siglo veinte es el siglo de la guitarra. Me interesa por lo tanto la música contemporánea, no a un nivel tecnicista, sino más a un nivel de musicalidad. Está Ponce, Ginastera, Theodorakis, Brouwer.
-¿Qué tipo de guitarrista se considera usted?
- Un guitarrista clásico, que involucra un trabajo importante en el sonido, la técnica, opinión e información musical, o sea, un guitarrista completo a partir del trabajo que hago, pero corriendo siempre atrás de la perfección.
-¿Cómo define usted mismo a Costas Cotsiolis?
- Una persona que hace lo que le gusta desde hace muchos años, que vive feliz con eso, que no toma obligaciones más allá de lo que puede hacer…eso me hace dormir tranquilamente desde hace mucho tiempo.
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