lunes, 18 de junio de 2007

The Bird & the Bee


Han quedado lejos las etiquetas que imponían implacablemente un calificativo insustancial a la música. No es que estemos entrando a la etapa del determinismo global de la música. Ahora la innovación y la creatividad se han unido al talento y a la musicalidad en un sentido horizontal nunca antes visto. Las influencias han funcionado como meras mediaciones para la provocación artística sin cortapisas y en profundo sentido hacia la trascendencia.
Claro ejemplo de ello es el trabajo de The Bird and the Bee, quienes con su album debut del mismo nombre trasgreden una frontera que se antojaba imposible de vencer: la monotonía.
Compartiendo un manifiesto gusto por los estándares del jazz (una especie de ritual perenne al real book) y una extraña fascinación a la psicodelia más anacrónica y mucho menos pretenciosa, surge un producto de una elevada manufactura musical y, ¿por qué no?, visual.
Las imágenes sonoras que evoca el disco tienen una carga simbólica neoyorquina, jazzística, de una película futurista ambientada en el Brasil de los años sesenta (como ellos mismos lo definen).
Again and again, and again... Would you be my fuckin' boyfriend, Because, my fair lady... son sencillos con un impresionante bagaje sonoro, propuesta en la armonía y melodías que dejan huella profunda, gracias a la dulce y ácida voz de Irana George. Las cadencias armónicas, con enormes saltos de intervalos y versatilidad en las inversiones, aunado a un sonido pulcro y con buenos recursos tecnológicos son productos de Greg Kurstin.
La portada del CD es una invitación por demás genuina para cazar anacrusas y sentirse aludido y coludido en sus sonidos, sus paneos inteligentes y sistemáticos, en una melodía que seduce como pompas de jabón.
Hay que conocerlos para saber de lo que nos estamos perdiendo cada segundo sin un poco de su música.
Se agradece...

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