viernes, 1 de junio de 2007

La magia del autogol, o del arte de la autohumilación.

No tengo idea de que exista una persona más docta en el arte de la autoflagelación como lo es el señor Charly García: tiene el arte de burlars de los demás a costa de su propia persona.
Después de esta breve introducción que da cuenta de lo que significa la magia del autogol o el arte de la autohumillación permítame despotricar un momento en este escrito delator.
Y es delator porque desvela mis carencias y mis recurrentes recursos en la redacción producto de una imitación parasitaria, de una mecánica literaria que se niega a ceder y me condena a los tabloides abstractos que sólo son posibles en mi reducido espectro de la realidad. Es delator porque engendra a mis complejos y mis desviaciones, mis necesidades y mis carencias tan arraigadas como mi falta de un Nintendo 8 bits original cuando tenía 6 años. Es delator porque sirve de pretexto para mostrar mi ardidez por mi complexión inevitablemente robusta, mi cara ancha, mi color de piel enlodado, mi extraña forma de manos, mi insoportable olor a sudor si no uso desodorante (o si el antitranspirante no es compatible con mi PH), enorme nariz, frente, labios y lengua. Es delato0r porque enclaustra a mi incipiente orgullo y deja libre a mi frustración profesional, al músico, poeta y loco que llevo dentro, al talento de media clase y el wannabe jazzero que siempre he sido; cantante malo y guitarrista peor, nefasto ejemplo de lo que no se debe hacer y peor ilustración de lo que significa ser un tipo como yo. Soy humilde pero envidioso; soy amigo pero me gusta el desquite; soy sensible pero colérico; soy carismático pero insufrible; soy horrible pero chistoso; soy pero no me queda más remedio que ser quien soy.
Me queda el bendito consuelo de ganarme el derecho de mofarme de los demás... cualquier respuesta la recibiré como un lujo...creo que lo valgo.

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