lunes, 9 de julio de 2007

Centro Histérico en potencia (primera parte)


La designación de Patrimonio Cultural de la Humanidad que le fue otorgada al Centro de la Ciudad de Querétaro, específicamente a la Zona de Monumentos Históricos, en el año de 1996 podría estar en riesgo toda vez que su protección y salvaguarda por parte de las autoridades municipales y delegacionales especializadas, como el caso del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) delegación Querétaro, no ha sido la adecuada y, en cambio, sí han permitido que el sector urbano sucumba ante el avance del sector comercial.

Por ello, en opinión del urbanista y arquitecto, Gonzalo Ruiz Posada, el Centro Histórico y su Zona de Monumentos está padeciendo, a causa del comercio, “una ola espantosa que está transformando todo el Centro Histórico. Como consecuencia de ello pues viene gente que trata de capitalizar”. El impacto, señala Ruiz Posada, es inminente y ya se reciente en el sector urbano del Centro Histórico donde sus habitantes han decidido vender sus casas.

Legalmente, el Patrimonio del Centro Histórico de Querétaro está protegido por la Ley Federal sobre monumentos y zonas arqueológicos, artísticos e históricos y por el Reglamento de la Ley Federal sobre monumentos y zonas arqueológicos, artísticos e históricos. Paralelamente la Zona de Monumentos es parte de 9 zonas del interior de la República declaradas Patrimonio de la Humanidad.

Sin embargo esto ha sido insuficiente para detener las apropiaciones que el sector comercial hace de gran parte del Centro Histórico. El periodista y escritor Agustín Escobar cita desde otra perspectiva el padecimiento del Centro: “Los espacios públicos del Centro Histórico de la ciudad de Querétaro se privatizan. Andadores, jardines, portales y plazas, han sido invadidos por todo tipo de artilugios: toldos, sombrillas, sillas y mesas de bares y restaurantes”. A su vez, el llamado corazón urbano de la ciudad, Plaza de Armas, donde cotidianamente pululan ruedas de prensa de servidores públicos, se ve plagada por “los restaurantes Chucho El Roto y 1810 (quienes) han invadido una buena parte; en el Portal del Mesón macetones, sillas y mesas se interponen a los viandantes, en tanto que, una de las esquinas del Portal de la Soledad fue enrejada. Incluso, a la Casa de la Corregidora le han colocado una serie de vallas metálicas que la “protegen” de quienes protestan por las erradas políticas del gobierno del estado”.

El crecimiento del sector comercial tiene su epicentro en la manera acelerada que se realizan los trámites de uso de suelo. Ruiz Posada detalla que “teóricamente en el urbanismo el uso menos agresivo es el habitacional. Desafortunadamente con esta modalidad de la zonificación (uso de suelo) se definen otro tipo de actividades, se necesita del sector primario, del secundario y del terciario para satisfacer sus necesidades. Por lo tanto, la ciudad ha establecido una serie de redes, usos, acumulación de capital, de manera que usted pueda ir a una ferretería, a un banco, relativamente próximo”.

A su vez, Escobar complementa la problemática “el Centro Histórico prácticamente está deshabitado puesto que el impuesto predial es el más caro de la ciudad, situación que ha provocado que los dueños de las antiguas casonas lo abandonen y renten accesorias para compensar los gastos que tienen que erogar, lo que a la vez ha causado una excesiva changarrización”. Ejemplifica: “Las ocho cuadras de la calle Juárez, que durante el día es de las más transitadas, a las diez de la noche está abandonada porque quedan menos de quince familias que la habitan”, lo que coloca a la Zona de Monumentos frente a una disyuntiva difícil que amenaza su calidad de patrimonio.

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